Lobezno: grandes sagas según +QC

Mañana se estrena la esperada X-Men Orígenes: Lobezno, y ante tan señalado evento en +QCómics hemos decidido recomendar una serie de historias que definen el complicado carácter de uno de los personajes más icónicos de la Casa de las Ideas. Sin más preámbulos, he aquí las recomendaciones:

Enemigo del Estado, por Christian "Samanosuke"

Mark Millar y John Romita Jr., como lujoso nuevo equipo artístico, nos presentan el arco argumental más potente de todo el tercer volumen de la colección del mutante de adamántium (después de éstos vendrían Guggenheim con Humberto Ramos y Loeb con Bianchi, con ninguno a la altura), aprovechando al máximo todo su potencial "animal", su lado más salvaje: recuperando un argumento ideado por Claremont, pero que no pudo (o no le dejaron) desarrollar en su momento, encontramos al Lobezno más peligroso y letal, y que controlado por La Mano tras su resurrección se ha convertido en un implacable asesino al que temen incluso los más poderosos superhéroes, contra los que arremeterá para cumplir con éxito la misión para la que ha sido "reprogramado". Lobezno ha de aniquilar a algunos de los más importantes superhéroes, como Los 4 Fantásticos (para lo que no duda incluso en infiltrarse en el mismísimo edificio Baxter) o los X-Men (grupo donde provocará una importante baja), para que la organización criminal japonesa pueda resucitarlos de su bando.

Un equipo de lujo, personajes invitados a raudales, escenarios como el mencionado edifico Baxter, el fondo del mar o el mismísimo Helitransporte de SHIELD (que se suceden con un dinamismo increíble: tan pronto estamos en un portaaviones como en un cementerio; en medio de una apacible conversación entre mutantes como en el centro de una encarnizada batalla o una violenta persecución por el bosque), y un argumento espectacular en el que veremos a Lobi comportarse como la peligrosa arma de matar que es, y a pleno rendimiento. Nada ni nadie parece poder detenerlo, y pocos serán capaces de salir con vida tras su cruce con él: Logan desatará el pánico tanto en la comunidad superheroica como en la civil; Millar es inagotable, y crea en esta saga uno de sus mejores trabajos, en el que cada número mantiene un altísimo nivel, cada uno tanto o más espectacular que el anterior. Esta etapa a su cargo es un derroche de espectacularidad y de acción de la buena: una montaña rusa en la que ni el lector ni el Universo Marvel tendrán ni un segundo de descanso.

Y, para seguir disfrutando, todo ello dibujado por ese genio que es John Romita Jr., al que tanto queremos y admiramos los seguidores arácnidos. Su estilo dinámico va como un guante a la historia de Millar, y sus excelentes diseños de Lobezno (que luce más peligroso que nunca, acechando a sus presas desde las sombras) y de una atlética y bella Elektra (que aunque no me llega a convencer del todo por su extrema delgadez, no se puede negar que tiene un aspecto impresionante, de lo más atractivo a pesar de lo débil que pueda parecer a simple vista). Pero sobre todo, lo que me encanta y admiro de JRJr. es su perfecta narración: directa y limpia, cobrando especial importancia en las batallas, increíblemente ágiles y fluidas, y a las que suele inyectar ese pequeño toque cinematográfico que tan bien les viene, a lo que también contribuyen los guiones del escocés: sólo hay que contemplar el multitudinario enfrentamiento entre Elektra y los ninjas de La Mano, o entre éstos y Lobezno al comienzo del primer número.

Ambos autores supieron imprimirle a su etapa en la colección un ritmo que no llega a decaer en ningún momento (llegando incluso a ser superado en el segundo número de Panini, el que recomiendo fervientemente); tanto Millar como Romita llevan a cabo un trabajo espectacular, complementándose a la perfección.

El resultado de sumar a un guión tan impactante un dibujo excepcional, es que sale algo tan espectacular y divertido como Enemigo del Estado, un arco imprescindible para aficionar a cualquiera al personaje. De hecho, por si os quedan dudas, aquí tenéis escribiendo ésto la mejor prueba de ello. No os defraudará.


X-Men Annual 11, por Javier Cuevas

Corría el año 1987 en USA (88 en España) cuando apareció el especial de los X-Men a cargo de Claremont, Davis y Neary.

En aquél momento en las tramas habituales de Uncanny, Mariposa Mental se acababa de unir al grupo, Longshot y Dazzler animaban las tramas, y Tormenta y Lobezno eran algunos de los mejores personajes que se habían escrito nunca.

El Annual presenta a éstos personajes -más Meggan y Capitán Britania-, pero el personaje protagonista es sin ninguna duda el bueno de Logan.

Desde esa estupenda splash inicial en que aparece completamente borracho pero incapaz de olvidar aquello que intentó inútilmente dejar atrás por un momento para mitigar el dolor, hasta el cósmico y definitorio final –pasando por los momentos de duda intermedios-, todo el guión se centra en afirmar la compleja personalidad del mutante canadiense, en mostrar las contradicciones de un alma noble en la que pese a que es dominada –o al menos tentada fuertemente-por ese lado salvaje, continúa en su empeño por seguir mostrándose como un ser humano. Honor, sacrificio, amor, rectitud…Todo eso y más es Logan.

Una lectura imprescindible que si no habéis disfrutado estáis tardando en recuperar.


El Caso de la joya Gehenna, por IvánN Díaz

Pese a que Lobezno tiene una larga trayectoria a sus espaldas, a veces resulta difícil recordar una saga que, de verdad, dejara huella en los lectores mutantes. Lamentablemente, desde que Logan se convirtió en uno de los mayores iconos de la Casa de las Ideas, los chicos de Marvel explotaron al personaje hasta tal punto que, junto a Spider-Man, es el personaje que más historias absurdas tiene. Por eso me gusta recordar en esta ocasión una de las primeras grandes sagas del personaje, aunque no destaque por ser una gran maravilla, sino porque fue muy entretenida y, en cierta forma, el principio de toda esa moda de convertir a Lobezno en cualquier cosa que le pasase al guionista de turno por la cabeza. Fue publicada originalmente entre los números 11 y 16 de la serie regular de Lobezno y escrita por Peter David, con dibujos de John Buscema.

Situémonos: Logan vive en Madripur haciéndose pasar por Parche con el disfraz más tonto de los cómics después de las gafas de Clark Kent: un parche. Allí se ha hecho una vida más o menos cómoda con Tyger Tigre, Jessica Drew, O’Donnell, el Bar Princesa, Lindsay McCabe… Uno de sus amigos, Archie Corrigan, le pedirá ayuda para que su hermano Burt (un tipo lunático con fijación con los grandes héroes del cine y que en esos momentos se cree Indiana Jones) sobreviva al ataque de Ba’al, un demonio vampiro ancestral que busca los pedazos de la joya Gehenna, que contiene su alma desde la antigüedad, cuando la Mano de Dios le asesinó y diseminó su alma al hacer añicos la piedra. Una historia entretenida, con mucha acción y que se lee con gran interés.

Desde luego, hasta el momento de la aparición de esta historia, creo que nadie podía imaginar a Lobezno en una aventura de este tipo, más propia de personajes como el Doctor Extraño que de un mutante canadiense bajito, peludo, con mala leche, un esqueleto de adamantium, un factor de curación y que es el mejor en lo que hace aunque lo que haga no sea agradable. Sin embargo, aunque la saga sea muy entretenida, tenga un par de buenos gags protagonizados por Burt Corrigan y por los personajes secundarios, también es cierto que supuso la primera gran ida de bola de un guionista con respecto a Lobezno. Al final de la historia (zona de spoilers de una historia de más de veinte años a partir de aquí jeje) se descubre que Logan es la manifestación actual del mítico guerrero conocido como La Mano de Dios, por lo que puede derrotar a Ba’al y salvar el día. Creo que por aquel entonces nadie podía imaginar lo que supondría esto para el personaje, ya que a partir de ese momento se convirtió en un héroe al que le han encomendado cada vez papeles más míticos (varias tribus del planeta le tienen por un dios, por ejemplo), hasta llegar a la reciente revelación sobre el personaje que nos ha dejado Ultimate Orígenes. Lo cual no está mal, pero a veces hace que me pregunte hasta dónde quieren llegar con un personaje que, originalmente, estaba destinado a morir pronto.


Origen, por Oneyros


Paul Jenkins es un autor peculiar, puede hacer obras maravillosas como “Inhumanos” y luego hacerse odiar en “Spiderman”. En este caso, os quiero hablar de “Lobezno: Origen”, debido al estreno de la película. Para empezar no solo no soy fanático de Logan, si no que me considero un gran detractor del personaje, por ello dudo mucho antes de comprar cualquier cosa suya. Respecto a “Origen”, desde que lo he leído, muchas críticas negativas han surgido, pero aun así a mi me encanta. Hoy mismo, lo he releído por primera vez y aunque esperaba una reacción negativa, me ha gustado tanto o más que la primera vez.

En el personaje de Lobezno hay muchas contradicciones, puesto que siempre ha dicho ser un “lobo solitario” y en cambio pertenece a dos o tres grupos al mismo tiempo, los autores no acaban de ponerse de acuerdo acerca de él. Lo que siempre fue una constante es que no recordara su pasado y hasta “Dinastía de M”, nunca lo había hecho. La única historia que se sabía del pasado es que perteneció a “Arma-X” pero antes de ello nada, y no será hasta el año 2001, que se atrevieran a realizarlo.

El comic es del puro estilo de “Orgullo y prejuicio”, juega mucho con el lector en los dos primeros números, puesto que te genera duda sobre quien es Lobezno. La historia tiene varios saltos de tiempo donde vamos viendo como el personaje protagonista va despojándose de su humanidad para convertirse poco a poco en un animal. Toda la narración corre a cargo de Rose, una joven que se ha quedado huérfana y llega a mansión para hacer compañía al miembro más pequeño de la familia. Los bocadillos de narración, son anotaciones que hace en el diario. Un detalle que me gusta, es que no juega con “retrocontinuidad” ni nada de eso, no introduce ningún personaje posterior en la historia, si no que la historia sirve para explicar cómo llego a ser quien es y ya. De hecho, se explica su gran interés en la cultura japonesa de los samuráis.

Por último, no puedo dejar de hablar del apartado grafico de Andy Kubert, lápices a los que se le aplica directamente el color de Richard Isanove, toda una innovación para la época. El trazo de Andy es muy detallista y no solo narra a la perfección si no que tiene unas composiciones de páginas espectaculares. Todo un lujo para los fans, que no se repitió hasta “1602”.

En fin, me parece un clásico moderno, este comic que merece la pena tanto para los fans del personaje, como para la gente como yo. También decir que si nunca os habéis acercado a Lobezno, y queréis hacerlo tras la película, no se me ocurre una mejor manera.


Honor, por Mike Lee

Primera serie limitada dedicada al personaje, Lobezno: Honor supuso todo un cambio en la imagen que se tenía de este mutante al revelarnos ciertas pinceladas sobre su confuso pasado y mostrarnos los estrictos principios morales que guiaban su conducta.

A lo largo de 4 números, Chris Claremont tuvo ocasión de desarrollar aspectos hasta el momento desconocidos de Logan, quien viajaba a Japón en busca de su amada Mariko Yashida para verse envuelto en una complicada trama que envolvía a los Yakuza, el honor del clan Yashida, la organización conocida como la Mano y a la asesina Yukio. A una historia trepidante repleta de acción, violencia, amor, traición, buenos diálogos y profundas reflexiones hay que añadirle el dibujo de Frank Miller, quien aportó una narrativa ágil como pocas que conseguía sumergirnos de lleno en las escenas de batalla y en la cultura japonesa, que tan bien había plasmado con anterioridad en Daredevil.

En definitiva, una historia más que recomendable que indagaba en la personalidad del mutante de las garras de adamántium como nunca se había hecho hasta el momento para mostrarnos que no se trataba de un simple bruto y animal, sino de un personaje complejo como pocos guiado por rígidas normas que debía ser tenido muy en cuenta.

1 comentario:

Unknown dijo...

Quitando la de Millar/Romita, todas las demás excelentes.

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