Uno de los conceptos que ha causado más controversia en la blogosfera es la transversalidad, que protagonizó varios posts en Zona Negativa. Se planteó como el uso de tanto referencias como de herramientas de análisis de artes ya asentados para "dignificar" el medio. Lo cierto es que un planteamiento así requiere de una respuesta meditada y por eso me he tomado mi tiempo. La primera pregunta que me surge es, ¿necesita el cómic dignificarse? y si lo necesita ¿ante quién?
Hace mucho tiempo que las barreras del arte han desaparecido, ya no hay un canon definido de lo que debe ser el arte. Digamos que en el momento en que Duchamp pone una bañera en un museo la definición de obra de arte en mi opinión recibe su tiro de gracia y pasa a ser todo aquello que consideremos arte, es decir, lo que nos apetezca y así tenemos todos los años reportajes en los que nuestros intrépidos periodistas entresacan aquellas obras que más les llaman la atención y montan la polémica clásica de ¿obra de arte o tomadura de pelo? Además el cómic como arte popular nunca ha encajado con la definición elitista del arte, nunca ha sido algo reservado para unos pocos entendidos sino un medio de entretenimiento. Antes de que alguien se me sulfure le recuerdo que también lo era Shakespeare en su momento, hacía las obras para el público, que al fin y al cabo son los que pagaban.
Así que volvemos a la pregunta ¿necesita dignificarse el cómic? ¿Qué es ser digno?, digno de qué ya puestos, ¿de ser estudiado? Lo es. ¿De ser respetado? Muestren originales al gran público y vean su reacción. Autores como Ashley Wood o Michael Golden han expuesto sus obras en galerías de arte sin problema. Taschen, una editorial prestigiosa en el mundo del arte que cumple 25 años empezó editando cómics. ¿Realmente necesitamos que venga una Academia o cualquier organismo oficial a reconocernos la valía del medio? ¿No denota una cierta inseguridad, como si lleváramos una careta y tuviéremos miedo a que nos la quitaran dejándonos sin nada? ¿Y de qué sirve recibir el reconocimiento de la crítica y los académicos de otros artes? Desde luego a la televisión le parece ir muy bien aunque cargue con el sambenito de caja tonta, y le ha hecho más daño Internet que todos los artículos de opinión y tesis doctorales juntos.
Y ahora centrémonos en la transversalidad, ¿qué es lo que pretendemos con ella? ¿llegar a un gran público o apelar a las minorías más cultas para que nos dirijan una mirada de aprobación y así sentirnos por un instante parte del olimpo de las Artes? Porque el medio será radicalmente diferente si optamos por una u otra. En el primer caso deberíamos relacionar nuestras lecturas con lo que ve/lee la persona media y eso incluye programas como Pasión de Gavilanes o el sempiterno fútbol. En este caso no sería la excelencia de las obras las que marcarían esa transversalidad sino los paralelismos que se puedan encontrar. Por ejemplo, ¿qué mayor culebrón que la etapa de Chuck Austen en la Patrulla X con una enfermera soltera enamorada de su paciente y dos tortolitos enamorados en plan Romeo y Julieta? No es una maravilla y seguro que hay obras mejores pero al recomendar esa obra a los aficionados a Pasión de Gavilanes no les estaríamos engañando.
Claro que cuando se ha sacado la tranversalidad ha sido para apelar a los amantes de la pintura, la geometría y otros excelsos artes y no al vulgo. ¿Y cómo se les atrae? ¿Se les presente las obras que creamos más dignas de su atención aunque sea a costa de ir en contra de la intención de sus autores? Recordemos que no todas independientemente de su calidad buscan ser joyas artísticas para el disfrute de unos pocos elegidos, sobre todo porque para eso harían ya de partida algo más exclusivo que un cómic. Y para complicar más la cosa nuestra escala de valores para decidir qué obras son más dignas de ser transversales no tiene porque ser el mismo que las de aquellos a los que pretendemos llegar, puede ser que sus intereses sean muy diferentes a los que nosotros nos imaginamos.
¿Y qué debemos hacer los blogs? La mayoría hacemos esto por hobby, hablamos de lo que nos apetece y cuando podemos. Si empezamos a cambiar nuestra forma de hablar o nos imponemos hablar de un tipo de obras con el nebuloso fin de atraer un público culto corremos el riesgo de perder a los lectores que tenemos y lo que es peor de que escribir el blog deje de ser algo que hagamos a gusto, y eso se nota.
Mi opinión es que cada uno es libre de hablar como crea conveniente, un blog no deja de ser un diario online, algo personal, en cuanto dejamos que alguien nos marque lo que debemos hacer o no en él el blog deja de ser algo personal y pierde su sentido. Introducir referencias a otros medios puede ser interesante siempre que aporte al tema y no sea sólo una excusa para que caiga algún incauto buscando por google, algo que podría ser contraproducente.
Con este post más que dar afirmaciones rotundas pretendo animar al debate y de ahí que haya dejado varias preguntas en el aire. La próxima semana esta sección se tomará un descanso y en su lugar habrá una galería de Whilce Portacio.
Si alguien ha llegado hasta aquí le informo que la sección de Blogger of the week de esta semana será el sábado.
Hace mucho tiempo que las barreras del arte han desaparecido, ya no hay un canon definido de lo que debe ser el arte. Digamos que en el momento en que Duchamp pone una bañera en un museo la definición de obra de arte en mi opinión recibe su tiro de gracia y pasa a ser todo aquello que consideremos arte, es decir, lo que nos apetezca y así tenemos todos los años reportajes en los que nuestros intrépidos periodistas entresacan aquellas obras que más les llaman la atención y montan la polémica clásica de ¿obra de arte o tomadura de pelo? Además el cómic como arte popular nunca ha encajado con la definición elitista del arte, nunca ha sido algo reservado para unos pocos entendidos sino un medio de entretenimiento. Antes de que alguien se me sulfure le recuerdo que también lo era Shakespeare en su momento, hacía las obras para el público, que al fin y al cabo son los que pagaban.
Así que volvemos a la pregunta ¿necesita dignificarse el cómic? ¿Qué es ser digno?, digno de qué ya puestos, ¿de ser estudiado? Lo es. ¿De ser respetado? Muestren originales al gran público y vean su reacción. Autores como Ashley Wood o Michael Golden han expuesto sus obras en galerías de arte sin problema. Taschen, una editorial prestigiosa en el mundo del arte que cumple 25 años empezó editando cómics. ¿Realmente necesitamos que venga una Academia o cualquier organismo oficial a reconocernos la valía del medio? ¿No denota una cierta inseguridad, como si lleváramos una careta y tuviéremos miedo a que nos la quitaran dejándonos sin nada? ¿Y de qué sirve recibir el reconocimiento de la crítica y los académicos de otros artes? Desde luego a la televisión le parece ir muy bien aunque cargue con el sambenito de caja tonta, y le ha hecho más daño Internet que todos los artículos de opinión y tesis doctorales juntos.
Y ahora centrémonos en la transversalidad, ¿qué es lo que pretendemos con ella? ¿llegar a un gran público o apelar a las minorías más cultas para que nos dirijan una mirada de aprobación y así sentirnos por un instante parte del olimpo de las Artes? Porque el medio será radicalmente diferente si optamos por una u otra. En el primer caso deberíamos relacionar nuestras lecturas con lo que ve/lee la persona media y eso incluye programas como Pasión de Gavilanes o el sempiterno fútbol. En este caso no sería la excelencia de las obras las que marcarían esa transversalidad sino los paralelismos que se puedan encontrar. Por ejemplo, ¿qué mayor culebrón que la etapa de Chuck Austen en la Patrulla X con una enfermera soltera enamorada de su paciente y dos tortolitos enamorados en plan Romeo y Julieta? No es una maravilla y seguro que hay obras mejores pero al recomendar esa obra a los aficionados a Pasión de Gavilanes no les estaríamos engañando.
Claro que cuando se ha sacado la tranversalidad ha sido para apelar a los amantes de la pintura, la geometría y otros excelsos artes y no al vulgo. ¿Y cómo se les atrae? ¿Se les presente las obras que creamos más dignas de su atención aunque sea a costa de ir en contra de la intención de sus autores? Recordemos que no todas independientemente de su calidad buscan ser joyas artísticas para el disfrute de unos pocos elegidos, sobre todo porque para eso harían ya de partida algo más exclusivo que un cómic. Y para complicar más la cosa nuestra escala de valores para decidir qué obras son más dignas de ser transversales no tiene porque ser el mismo que las de aquellos a los que pretendemos llegar, puede ser que sus intereses sean muy diferentes a los que nosotros nos imaginamos.
¿Y qué debemos hacer los blogs? La mayoría hacemos esto por hobby, hablamos de lo que nos apetece y cuando podemos. Si empezamos a cambiar nuestra forma de hablar o nos imponemos hablar de un tipo de obras con el nebuloso fin de atraer un público culto corremos el riesgo de perder a los lectores que tenemos y lo que es peor de que escribir el blog deje de ser algo que hagamos a gusto, y eso se nota.
Mi opinión es que cada uno es libre de hablar como crea conveniente, un blog no deja de ser un diario online, algo personal, en cuanto dejamos que alguien nos marque lo que debemos hacer o no en él el blog deja de ser algo personal y pierde su sentido. Introducir referencias a otros medios puede ser interesante siempre que aporte al tema y no sea sólo una excusa para que caiga algún incauto buscando por google, algo que podría ser contraproducente.
Con este post más que dar afirmaciones rotundas pretendo animar al debate y de ahí que haya dejado varias preguntas en el aire. La próxima semana esta sección se tomará un descanso y en su lugar habrá una galería de Whilce Portacio.
Si alguien ha llegado hasta aquí le informo que la sección de Blogger of the week de esta semana será el sábado.
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