Conocía a Milligan, sobre todo, de X-Statix, así como la etapa de X-Men (no especialmente buena todo sea dicho) y algún que otro especial mutante, pero a Biukovic no lo conocía para nada, era la primera vez que oía hablar de él. La sorpresa vino por ambos lados, al redescubrir al escritor inglés en una historia totalmente distinta a todo lo que había leído de él y a todo lo que había leído (en general) y en cuanto al dibujante, descubrí un arte que era asombrosamente bueno, no sólo narraba bien, sino que encima su dibujo era precioso. No hay muchos de los que se pueda decir que combinan estas dos cosas.
Lo mejor de todo esto era que no sólo los guiones eran buenos y los dibujos mejores, sino que ¡¡el personaje era la puta ostia!! Christopher Chance es un personaje alucinante que crearon Lein Wein y Carmine Infantino en Action Comics 419 en el año 1979 que pertenecía a Tierra-1 y tras unos cuantos números, tras las Crisis, pasó completamente al olvido hasta la miniserie en cuestión. El personaje es un blanco humano, se pone es situaciones comprometidas a cambio de dinero haciéndose pasar por otra persona para salvarle la vida.
En esta miniserie, tratan a Chance (que no sé si algo tiene que ver con el original) de manera adulta, como si fuese una película buenísima de cine negro, dando además dotes de psicología a los personajes que son casi únicos. Unos personajes cada cual mejor, desde Chance hasta su ayudante, así como la asesina que va tras él, o el cura que tienen que representar. Se crean unas confusiones de personalidad entre algunos personajes, pero queda todo perfectamente enlazado y perfectamente lógico. La trama, a grandes rasgos, sería que un Chance herido se ve obligado a pedir ayuda a su ayudante, quien pierde la noción de su identidad, estando ambos perseguidos por una asesina a sueldo (a final de la historia no sabes aún quién la ha contratado). Por otro lado un reverendo se ve atacado por una banda mafiosa y pide a Chance que se haga pasar por él, pero acude el ayudante, quien se enamora de la vida del reverendo y olvida a la suya. Todo ello llega al final a un punto extremo con una conclusión estremecedora.
La semana que viene de nuevo: La Biblioteca Inolvidable
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