El final de X2: X-Men United, dejaba claro que habría una tercera parte. Bryan Singer y su equipo de guionistas habían estado llevando la saga hacia un punto determinado -cosa que se ve mucho mejor visionando la edición especial de X-Men 1.5, donde vemos que, desde la primera película, ya se jugaba con la idea de los poderes de Jean elevándose a potencias superiores- y todo parecía indicar, que el final de fiesta, la tercera parte de la trilogía, sería una traca impresionante.
Desde el momento en que se estrenó X2: X-Men United, todos estábamos a la espera de la llegada de la 3ª parte, pues sabíamos lo que significaban las últimas imágenes de la película: Que en X-Men 3 veríamos a FENIX. Esto suponía mucho, expectación había para llenar sacos, pero también miedo, mucho miedo. Estábamos hablando de Fénix, un concepto que trae consigo mucho. Había gente que ya empezaba a hablar de extraterrestres y elementos cósmicos, pero la lógica decía que el estilo de Bryan Singer no pegaba con la tónica de las historias cósmicas donde aparecía la entidad de Fénix en los comics. Un servidor era de los que sabía que no saldrían alienígenas ni conceptos cósmicos enrevesados, sino que optarían por simplificar de alguna manera la esencia del Fénix, pero aún así suponía, esperaba, que la manera en que lo hicieran fuera grandiosa. Iban a llevar a la gran pantalla a Fénix y eso era tocar el corazoncito de mucohs fans... tenían que llevar mucho cuidado. Sabíamos que no podían adaptar La Saga de Fénix Oscura, pero ya se hablaba de una posible cuasi-adaptación de la famosa saga jamás publicada en la que Magneto acababa secuestrando a Fénix, llevándola al Asteroide M, situación donde tenía lugar en enfrentamiento final entre La Patrulla-X y su villano predilecto.
Entonces pasó el tiempo y con él la espera... y llegaron los tiempos de los rumores y las suposiciones. Todo comenzó con una explosión, sí, una noticia bomba: Bryan Singer se salía del proyecto de X-Men 3. Miedo y estupor generalizado, los fans se echaban las manos a la cabeza temiendo lo que pudiera pasar. Singer era el que había realizado tan buenas películas sobre los mutantes y era el que, por supuesto, tenía la idea de toda la saga, si él se iba ¿qué iba a pasar ahora con la película? Y llegaron los rumores y las suposiciones anteriormente citadas. Todos ellos oscuros y horribles, todas las noticias que llegaban eran pesimistas y hacían que pensáramos que la película sería un desastre total, bochornosa. Después comenzó el baile de directores, que hizo que la gente se asustara más. Después llegó lo que todos habíamos estado esperando, Halle Berry y Hugh Jackman diciendo que si no tenían más cuota de pantalla y además, cobraban un poquitito más que el resto, pues como que se iban del proyecto. Todo parecía estar yéndose al garete.
Entonces llegó Brett Ratner y pareció tranquilizar al público. No era un gran director seguido por masas de fieles, ni había hecho ninguna obra maestra, pero se veía que era cumplidor y que, con su llegada, los desbarajustes de la preproducción de la película parecían estar calmándose. Después apareció una entrevista a Zak Penn y Simon Kinberg, guionistas del film, en la que aseguraban que seguirían el estilo y los argumentos llevados por las entregas anteriores. Aquí, un servidor ya admite que se tranquilizó y supuso que la película llegaría a buen puerto.
La producción de la película continuó y comenzaron a llegarnos más noticias. El título sería X-Men: THE LAST STAND, tendríamos la presencia de más y nuevos mutantes, algunos esperados desde la primera entrega -como La Bestia, que además sería interpretado nada más y nada menos que por Kelsey Grammer-, llegaban ideas sobre el guión, hablándose de una historia sobre una Cura para los mutantes, como en la primera saga de Astonishing X-Men. También comenzaron a llegar rumores jugosos, como que morirían varios personajes principales. La expectación crecía ahora que llegaban noticias más ciertas que todo lo que se había estado escuchando antes. Aunque no todo tenía que ser bueno, cuanto más se sabía, más se veía que querían utilizar muchos conceptos y argumentos -La Cura, la guerra contra Magneto, el Fénix- y que todo eso podía hacer que la película fuera atropellada, seguía sabiéndose que Halle Berry y Hugh Jackman querían más protagonismo y además llegó la noticia de que James Marsden se iba al nuevo proyecto de Bryan Singer, por lo que su participación en el film sería muy escaso -menuda historia de Fénix sería esta en la que Cíclope no tenía importancia-.
Y entonces llegó el trailer... y la que armó el trailer. Primero nos llegó un aperitivo en forma de teaser donde se mostraba más o menos un poco, abriendo la boca del personal y haciendo que especularan un poco. Después llegó el trailer de verdad, y ese fue el que más que abrir la boca, hizo que todos abriéramos los ojos como platos. El trailer oficial era IMPRESIONANTE. Uno al ver semejante trailer suponía que la película superaría las expectativas, podría ser de verdad la traca final que prometían y, si estaba bien contada, podría superar a X2: X-Men United.
Después del trailer la información fue llegando de múltiples maneras, pero aquí, un servidor, prefirió desvincularse de toda noticia y/o información sobre la película. No quería saber nada, quería llegar al cine sin saber nada más de lo que ya sabía, mientras conocía que el resto de la gente se estaba atiborrando de videos y fotos sobre la película.
Y llegó el estreno. El momento esperado, el momento de saber si, tras todos los desabarajustes y problemas, la tercera parte de la saga de X-Men merecería la pena y valdría como digno cierre. Y es muy triste tener que decir que, para el que esto escribe, supuso una gran decepción. El problema principal: las grandes expectativas que había creado la película y el alto nivel de las entregas anteriores. Pero no era sólo esto el problema que había detrás de X-Men: La Decisión Final. La película estaba muy mal montada, las escenas se sucedían de una manera atropellada y todo iba demasiado rápido, en ocasiones confuso. Había demasiados personajes, muchos de ellos simples cameos, personajes que aparecían en el cartel, como El Angel -el cual se le ve en el cartel con uniforme, pero en la película nunca se lo llega a poner- o Cíclope no tenían apenas protagonismo -el caso de este último ya es sangrante para un fan de La Patrulla-X, sabiendo la historia del Fénix original-. El guión daba tumbos por momentos y tenía agujeros -algunos de los cuales, parece que solventan en la versión en DVD- y algunas ideas parecían no tener mucho sentido -¿qué pretendía hacer Magneto con Sanguijuela una vez lo tuviera en su poder?-, por no hablar de lo que todos suponíamos, que Lobezno y Tormenta se llevarían casi todo el protagonismo -había situaciones en la que Ororo aparecía porque sí, como el momento en que Logan se encuentra en su cuarto- haciendo que el resto de personajes fueran meros comparas de estos. Afortunadamente, Sir Ian McKllen sigue haciendo de un portentoso Magneto, Famke Janssen da escalofríos y Kelsey Grammer demuestra porqués es uno de los mejores actores que podemos ver en la actualidad, haciendo una Bestia memorable. Es triste que, de la historia y la película en sí, un servidor sólo se quede con dos escenas -de las cuales hablaré en SPOILER por si acaso- me refiero a la escena de la casa de Jean, con la muerte del profesor Xavier, la cual es impresionante, y el enfrentamiento entre El Hombre de Hielo y Pyros. el resto de la película no llegó a convencer para nada al que esto escribe. Sí, tenía muchos efectos especiales, muchos guiños para el fan y muchas imágenes casi calcadas de escenas de comics, pero un servidor, cuando va al cine, quiere ver una película bien contada. Por no hablar de la escenita después de los créditos, que te hacen esperar cinco minutos para ver eso... podían habérsela ahorrado.
El problema de X-Men: La Decisión Final, posiblemente estuvo en la expectación levantada, las expectativas que prometía, el baile de directores y desbarajustes de preproducción, las prisas de la productora por estrenarla antes de verano. Cuanto de culpa puede tener Bret Rattner en todo esto no lo sabemos, él hizo, dentro de lo que cabe, una película de acción entretenida, con muchos efectos especiales y que no aburre, pero no es lo que podía haber sido. X-Men: La Decisión Final podía haber sido una muy buena película, posiblemente superior a su antecesora, con todos los ingredientes que tenía. Pero esos ingredientes tenían que ser utilizados con cuidado, pues sino, el guiso se te quema.
Así, la traca final, el final de la trilogía, no llegó a la altura. Es una película de acción entretenida, pero no llega a más. Se está hablando ya de una posible 4ª parte de la saga, así como de spin-offs sobre Magneto y Lobezno. Esperemos que, hagan lo que hagan, sirva para quitar el mal sabor de boca que se nos quedó a muchos después de ver X-Men: La Decisión Final.
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