A estas alturas, decir que Uncanny X-Men es la serie que más importancia tuvo durante gran parte de los últimos 70 y en los 80 en el ámbito del cómic americano de superhéroes es una redundancia. Gracias al Coleccionable X-Men/Patrulla X que Planeta de Agostini publicó hace ya cinco años y a la Biblioteca Marvel: Patrulla X, los lectores españoles pudimos/podemos constatar cómo una serie simplona, sin grandes aspiraciones durante gran parte de sus primeros 66 números y que, en cierta forma, repetía esquemas (sobre todo el del final "Xavier lo resuelve todo"), pasó a ser la serie que conseguía que mes a mes todos los lectores estuvieran en vilo esperando la continuación de las aventuras de sus protagonistas. Dicho coleccionable recoge las aventuras más importantes de la Patrulla X, los clásicos que todo fan mutante debería conocer y que muy pocos no mencionarían al hablar de las grandes cimas del cómic de superhéroes.
Sin embargo, ese coleccionable nos dejaba justo en el momento en el que, para algunos, comenzó el declive del guionista de la serie. Tras "matar" a la Patrulla X, Claremont comenzó una nueva etapa en la serie. Al margen de la sociedad, y sin la preocupación de tener que convivir con un mundo que les temía y odiaba, los Hombres X tuvieron la ocasión de enfrentarse a amenazas que no eran, simplemente, la amenaza mundial de turno, ni el enésimo retorno de Magneto ni semejantes. Los villanos dejaron atrás, en muchos casos, los trajes de colores y pasaron a ser mercenarios, cyborgs, seres de otras dimensiones, alienígenas... No era nada nuevo ni en Marvel ni en la serie, pero sí que su tratamiento era diferente. También lo fueron sus dibujantes, ya que es en estos años cuando comienzan a surgir los primeros autores "hot", con Silvestri como el primero en dibujar Uncanny, seguido por Jim Lee (en los números que voy a comentar, por ejemplo) y Rob Liefeld en la serie de los Bebés X.
Aprovechando que dentro de unos meses todos los lectores españoles podremos disfrutar de estos números sin tener que robar un banco para comprarlos gracias al Coleccionable X-Men que saldrá junto a la película X-Men 3: The Last Stand (la especulación llega a tal punto que hay determinados ejemplares que cuestan hasta 10 veces su valor original), empezaré esta nueva sección de +QC comentando en perspectiva los números que, a mi juicio, son la última gran saga de Claremont en Uncanny X-Men, que Planeta recopiló en el tomo 25 de su colección "Obras Maestras": Patrulla X: Cruce de Caminos. Es un tomo en el que podemos leer tres sagas que, prácticamente independientes, dan buena cuenta de lo que, creo, fue el canto de cisne en esta serie del guionista más importante que hayan tenido los mutantes (también tendría su gran momento en la primera saga de X-Men, pero ésa es otra historia).
La primera historia comienza en 1941 en Madripur, donde el Capitán América se enfrenta a La Mano y es ayudado por Logan, afincado, parece, en la isla. Logan y Steve Rogers unen sus fuerzas y rescatan a Iván Petrovich, mayor de las fuerzas soviéticas, de los ninjas de La Mano, facción que está aliada con el Barón Strucker, para quien han secuestrado a una niña, Natasha Romanoff (la futura Viuda Negra), para convertirla en la maestra asesina de la secta (puesto que, si no me falla la memoria, ocuparía Elektra años más tarde). Gracias a este flashback, podemos descubrir cómo era Madripur antes de que nos la presentaran en la serie regular de Lobezno, la relación entre Logan y el Bar Princesa (y su dueña anterior, Serafín) o el vínculo entre la Viuda Negra y los zares rusos. Años después, 1990, la Viuda Negra vuelve a Madripur y es vencida por La Mano, pero contará con la ayuda de Lobezno, Júbilo y Mariposa Mental, que ostentaban el dudoso honor de ser el equipo "titular" de la Patrulla X en esos momentos. Los villanos en esta ocasión están también relacionados con el pasado, ya que los hijos de Strucker, los gemelos Fenris, están implicados. Es interesante que, con el paso de los años, estos personajes hayan acabado casi de comparsas, sobre todo cuando sus primeras apariciones fueron bastante llamativas. Otro que tal baila es el tercer enemigo en discordia, Tatsu'o, amante de Kwanon, la ninja cuyo cuerpo ocupaba Mariposa Mental y que acabó perdiendo miembros cada vez que se tropezaba con Lobezno (que si una mano hoy, que si un pie mañana...). La unión entre estos tres personajes no será circunstancial, sino que, hacia mediados de los 90, todos ellos se verán implicados en uno de los pretextos argumentales más tontos que hayan tenido los mutantes: la competición de los Arribistas, dirigida por el Amo del Juego y en la que también participaban personajes como Siena Blaze o Shinobi Shaw. Si alguien llegó a entender lo que ocurrió con la competición, que levante la mano. Por lo demás, a día de hoy resulta curioso cómo la relación entre la Viuda Negra y su "tío Logan" (lo dice ella, no lo invento yo), haya sido olvidada y en sus recientes encuentros (Secret War, por ejemplo), parecen desconocidos.
La segunda historia de este tomo trae de vuelta a Pícara, que reaparece tras su paso por el Lugar Peligroso, otro de esos recursos que Claremont dispuso para cambiar el status de sus personajes cuando le conviniera (como ocurrió con la muerte de la Patrulla) o cuando llegara a un punto sin retorno en las tramas en las que se encontraban. En este caso, el triángulo amoroso entre Pícara, Longshot y Dazzler, fue el detonante, puesto que se habían agotado sus posibilidades... luego ya aparecería Gambito y Pícara volvería a tener un interés romántico. Junto a Pícara vuelve uno de esos grupos "made in Claremont" que tan poco han reaparecido luego, Los Cosechadores, personajes que, con el tiempo, hemos podido comprobar que estaban destinados a ser un producto muy de su época, no obstante, eran un cruce entre Mad Max y Terminator o Soldado Universal (aunque esta película sea posterior...). Las cabezas visibles de Los Cosechadores han sido siempre Donald Pierce y Dama Mortal, dos de los personajes recurrentes de Claremont, como hemos podido ver recientemente, por ejemplo, en Xtreme Xmen y, actualmente, en Patrulla X.
Amigo de los cabos sueltos, Claremont cerraría en estos números uno de los más largos: el robo de los poderes de Miss Marvel por parte de Pícara, pero, eso sí, lo haría con astucia, dando lugar a dos nuevas historias: la que sería conocida como "La Saga de la Isla Muir" y la que da origen a la relación entre Pícara y Magneto. La primera historia demostaría que Xavier es un mal profesor :P, no obstante, en cuanto se descuida, sus alumnos y allegados son controlados telepáticamente por quien sea (en este caso, por el Rey Sombra). Por otra parte, en medio de la Tierra Salvaje, Pícara, tras enfrentarse al subconsciente de Miss Marvel, Magneto, Ka-Zar y Zabú deberán unir fuerzas con los restos de las tropas de asalto de SHIELD, encabezadas por Furia, para hacer frente a la sacerdotisa Zaladane y los mutados creados por Magneto. La relación entre Pícara y Magneto se estrecharía hasta puntos insospechados, originando un vínculo que acabaría fructificando durante La Era de Apocalipsis, donde ambos formaban un matrimonio estable (pese a que Gambito intentaba recuperar a su chérie de vez en cuando), con un hijo y con unos ideales comunes que les haría sacrificarlo todo, hasta a su hijo, para salvar al universo. En la continuidad tradicional, esta relación también tendría una continuación con la aparición de Joseph, un supuesto Magneto rejuvenecido que acabó siendo el Ben Reilly mutante.
La tercera y última parte de este tomo surge tras la saga "Proyecto Exterminio", época en la que la Patrulla X estaba pasando por una serie de cambios que desembocarían en la división en dos equipos (y series) tras la reincorporación de la Patrulla X original. Para que todos los miembros originales estuvieran de vuelta, se hacía necesario encontrar a Xavier, perdido en la inmensidad del Imperio Shi'ar desde hacía unos cuantos años y al que sólo habíamos visto esporádicamente y en la miniserie de los Saqueadores Estelares. Tras un tiempo en el que Uncanny XMen iba contando de forma un tanto errática las aventuras de algunos de sus miembros, Claremont, tras la saga de Genosha, tenía por fin un grupo en condiciones y pudo disponer de él para llevárselo al espacio, realizando la historia más épica de los últimos años de su primera estancia en la serie, una odisea cósmica en la que nos reencontraríamos con viejos conocidos que hacía años que no se pasaban por las páginas de Uncanny: Ave de Muerte, los Saqueadores Estelares, la Guardia Imperial Shi'ar, Lilandra...
Lila Chiney teletransporta a la Patrulla hasta la nave insignia de Ave de Muerte, Majestrix Shi'ar, donde son hechos prisioneros. En otra parte de la nave, Corsario y los suyos abordan a la Guardia Imperial. Será Júbilo quien logre liberar a sus compañeros, que rápidamente acuden en ayuda de los Saqueadores. La Guardia Imperial es sorprendida por una PatrullaX completamente diferente a la que recordaban, lo que les da la ventaja suficiente para derrotar al grupo de Gladiador y reencontrarse con Xavier (un tipejo viejo y calvo, según la primera impresión de Júbilo nada más conocerlo). Sin embargo, esto no acaba aquí, ya que, tras la proclamación de Lilandra como Majestrix Shi'ar (al grito de "Hail Lilandra", ya les vale...), parte de la Patrulla y de la Guardia Imperial es secuestrada. Júbilo y Gambito descubrirán que Xavier les ha traicionado y que planea destruirlos a todos y sólo contarán con la ayuda de Lila y Ave de Muerte para vencer. Finalmente, se descubrirá que todo es un plan de los Skrulls para acabar con los Shi'ar y todo se resolvería en una batalla que dibujó brillantemente Jim Lee.
Como ya he dicho un par de veces, en este tomo podemos disfrutar de la última gran saga de Claremont en la serie y, también, de la última gran aventura cósmica de la Patrulla X (esperemos que Brubaker, que se lleva a su grupo hasta el impersio Shi'ar, esté a la altura, por cierto). Muchos de los personajes implicados tendrían su momento de gloria poco después en las páginas de Los Vengadores durante la Operación Tormenta Galáctica (o guerra Kree-Shi'ar). Los Saqueadores Estelares tendrían hasta una más que potable serie limitada dibujada por Pacheco y escrita por Warren Ellis. La Guardia Imperial Shi'ar tendría que conformarse con una mediocre y olvidable miniserie y con su aparición en la etapa Morrison en New X-Men, en la que serían víctimas de los planes de Cassandra Nova. Tras esa historia, Lilandra también terminaría seriamente trastornada y parece que no sabremos mucho de ella hasta que Brubaker se encargue de Uncanny X-Men a partir del próximo verano. Ave de Muerte sería la que más presencia tendría en los siguientes años, llegando a tener una relación con Bishop (hasta tendrían una hija, como hemos visto en X-Men: El Fin) y a formar parte de los Jinetes de Apocalipsis.
Terminado el repaso argumental, toca ahora el turno de los autores. Tras estos números, Claremont y Jim Lee inauguraron la segunda serie regular de la Patrulla X: X-Men. Sería una colaboración muy breve, puesto que ambos la dejaron en muy poco tiempo. Tras tres números, Claremont se iría por desacuerdos editoriales varios (y porque molesto por diversos motivos más personales). Jim Lee haría lo propio poco después, aunque, en su caso, se iría por la puerta grande: Image. Aprovechando su fama y el furor que causaba su estilo, los dibujantes que más vendían en Marvel fundaron una editorial con la que pretendían, primero, revolucionar el mercado y, segundo, forrarse. Esto último lo lograron. Su primer objetivo también, aunque con matices, ya que, pese a que proliferaron sus clones (dibujantes con estilos similares a los de Lee, Liefeld, Silvestri, Valentino, McFarlane y Portaccio), pronto se dieron cuenta de que no sólo de splash-pages vivían los fans, así que ficharon a diversos guionistas para que se lucieran en sus series. Lee contó, entre otros, con Claremont y Alan Moore para sus Wild C.A.T.S.
Tanto Claremont como Lee no tardaron en regresar a Marvel. El primero fue Lee, que se encargó, junto a su estudio Wildstorm, de revitalizar (por decir algo...) a los 4F y a Iron Man tras su supuesta muerte en Onslaught (la tan traída y llevada etapa de los Heroes Reborn y del Capitán América con tetas). Claremont le seguiría. Tras algún pequeño trabajo para la editorial, pasó a encargarse de la serie regular de los 4F durante bastante tiempo. Fue una etapa en la que se le achacó que, sobre todo en sus comienzos, usara y abusara de personajes del feudo mutante para escribir las aventuras de la Primera Familia Marvel. Un par de años más tarde también regresaría a los mutantes, a la serie más veterana. En Uncanny X-Men, Claremont espantaría a gran parte del fandom al realizar unos números bastante mediocres, caracterizados por la sinrazón del enfrentamiento con una nueva raza mutante, Los Neo. Con la llegada de Morrisonlution, Chris fue derivado hacia Xtreme Xmen, una serie en la que pudo hacer casi cuanto quiso con sus personajes. Su momento de gloria lo tendría hace año y medio, cuando volvió a Uncanny X-Men, junto a su viejo compañero de fatigas Alan Davis, donde ha realizado un trabajo que, sin llegar a la maestría de antaño, es bastante bueno (EMMO, EMHO y Porque Lo Digo Yo, PLDY). Jim Lee hace ya tiempo que unió su editorial Wildstorm a DC y, tras unos años en los que apenas cogió un lápiz, los últimos años han sido su segunda época de gloria, a raíz de la publicación de Batman: Silencio (guión de Jeph Loeb), que le abriría las puertas a otros personajes de la editorial, como Superman.
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