"Aterrador suegro:
El maestro superó al discipulo, y sufrió una derrota casi mortal a manos de Kenobi. De no ser por sus ganas de vivir, habría muerto, pero sobrevivió... para convertirse en algo mas máquina que humano, respirando artificalmente, y viéndolo todo tras las lentes rojizas de un soporte vital. Sólo, sin mujer a la que amar, sin hijos a los que querer, se entregó a la vil labor del Emperador de dominar la galaxia con puño de hierro: modifico la parte externa de su casco para que fuera más amenazante todavía, hizo alardes del poder del lado oscuro de la Fuerza cuando las cosas no eran favorables para el Imperio, siendo temido por su destreza en el Sable de Luz. Sin embargo, el miedo hacia su figura hizo que le asignasen a las órdenes del Gran Moff Tarkin, en aquella estación espacial que fue lugar de encuentro para muchos. La destrucción de la Estrella de la Muerte hizo que un apellido olvidado por el tiempo resonase en su interior: Skywalker. Importantes esfuerzos hizo el Imperio por encontrarlo, llegando hasta Hoth, donde se destrozó la base rebelde, pero el objetivo escapó. Tuvo que ser en Bespin, donde aparte de congelarme en Carbonita, hacerle llegar al jóven que con el tiempo sería mi cuñado, aquella terrible revelación.Seguro que en algún rincón de alguna antígua estación imperial destartalada, recibirá esta carta holográficamente, con su respiración clásica llenando el vacío del lugar. Y pensar que más o menos, tenemos la misma edad... Cuesta creerlo, como cuando le costó creer que saldría de su planeta natal libre, no como niño esclavo sin padre, pero con madre. Niño capaz de montar robots que con el tiempo sería llamado por mí en alguna ocasion,"Lingote de oro", siendo testigo inconsciente de su vida, de su evolución. Seguro que recuerda ese día, cuando unos extranjeros con problemas en el motor de su nave aparecieron por el taller de Watto. Él era alto, con barba, y acompañándole, había una jóven de apariencia frágil, una jóven que marcó su vida de una manera que le marcaría para siempre. Nunca olvidará su nombre, el nombre de Padmé Naberrie. Llegó a tener una de sus visiones de futuro, visiones que le llevarían por la calle de la amargura incluso adulto, siendo un gran piloto, y experto en el uso del sable de luz que sólo los más dotados en eso conocido como"Fuerza", podían hacérselo. Fué el primer humano en ganar una carrera de vainas, y el más jóven en hacerlo, cosas sencillas, pero el Consejo Jedi fue otro cantar: ese pequeño de Dagobah ya veía algo determinante en su destino: miedo. El miedo a quedarse solo, miedo a no tener a nadie, miedo a perder a quienes más se ama. Perdió a su madre en medio de una misión, y la culpa recaló en alguien al que conoció de jóven, pero al que yo conocí de viejo. Llegó a confiar en el responsable de todo, en el culpable de que la República se convirtiese en un Imperio, en alguien que era del mismo planeta que Padmé. Fue él quien le nombró como fué conocido y temido después por toda la galaxia conocida, fue él quien le llamó... DARTH VADER.
Fue en Endor donde el destino le dío su momento de gloria. Junto a aquello que se le negó, pudo vencer a quien le condenó a un sufrimiento terrible, pero a un precio mortal. Aquella estación espacial aparentemente sin terminar fue testigo del noble final merecido. Su hijo le rindió los honores merecidos, con una pira funeraria digna del mejor de los Jedi.
Sin recores por la congelación en carbonita,
Su yerno Han"
LA PROXIMA SEMANA
MR SINIESTRO.
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