"Estimado Freezer:
Hace poco, Benedicto XVI, ese cuasi facsímil de cierto amigo que ronda a mi suegro cuando salen por ahí de copas, el infierno es un lugar que existe dentro de nosotros mismos. Tú eres un ejemplo de que dicho lugar, efectivamente, existe, pero no dentro de cada uno, sino como algo compartido, como un lugar donde los fracasos se juntan frente a tí.
Nunca te gustaron los Saiyajins. Jamás. Y sin embargo, te uniste a ellos con el único motivo de saber si lo que decían era verdad, si su leyenda era cierta: la leyenda del Super Guerrero o Super Saiyajin. Sentiste temor al oir sus notícias, sus avances ante los datos que les llegaban de su prole en pos de llegar a convertirse en leyenda, así que tras haber usado sus servicios adquiriendo los planetas que conquistaban con habilidad... destruiste su planeta natal. Solo unos pocos se salvaron, llegando a descubrir que había un superviviente muy especial, tan especial que era alguien desechado en el planeta que destrozaste... por no ser digno de vivir ahí. Vegeta y Raditz le llamaban Kakarot, pero él se convertiría en tu mayor pesadilla, en tu némesis de pelo dorado llamada... Son Goku.
Leer +...
Eras dueño incluso de un escuadrón, el escuadrón de ataque Ginyu. Fueron buenos en su labor, hasta que en Namek... la cosa se torció. La cosa parecía sencilla: unas bolas mágicas que otorgan cualquier deseo a quien logre juntarlas, bolas que aparte de estar en eso que llaman Tierra, se encontraban en Namek, con un tamaño gigantesco. Todo iba bien, llegaste a conseguirlas, pero... había que hacer la invocación al dragón, en el idioma de Namek, uno de tantos idiomas... que no llegaste a conocer. Vegeta, pomposo, arrogante, confiado... te robó tu botín, y enviaste a tu escuadrón a resolver el trabajo... sin conseguirlo: uno a uno, fueron cayendo, pero no fue cosa del principe Saiyano, ni de sus compinches terrestres... sino del ignorante de su condición saiyana, de aquel llamado Kakarot, ahora llamado Son Goku. El enfrentamiento fue terrible, e incluso irónico, ya que tu mismo te hiciste pedazos con tu propio ataque... del cual no olvidarás una visión que te acompañará para siempre en tus pesadillas: Sus cabellos negros cual azabache tornandose rubios y alcanzando un status de centelleo infernal, convirtiéndose en el guerrero de leyenda que Vegeta creía estar destinado a ser. Bien es cierto que te llevaste a varios por delante, y que incluso rechazaste la ayuda de tu rival en un momento complicado, pero... la suerte llego a sonreirte.
Muchos hubieran dado su vida por tener un padre como el tuyo, muy apropiado King Cold. De no ser por él, hubieras agonizado en las ruinas de lo que antes era Namek. Él te salvó usando la biomecánica, haciendote más fuerte que antaño. Ardías en vengarte contra el planeta de acogida de Kakarot, la Tierra, y ambos fuisteis a vuestra tumba: una espada, una espada unida a la mano del hijo de aquel al que mataste, fue la que te segó tu vida. Un hijo que a diferencia de su padre, era capaz de convertirse en Super Saiyajin sin esfuerzo alguno, alguien que llegó a matar a tu padre... sin ni siquiera sudar. Quien iba a pensarlo, quien iba a adivinarlo, es más, cómo creer que alguien como Vegeta, llegase a tener hijos... con una humana. Ahora estás en el infierno, con él y otros tantos que conocieron a Kakarot y le sufrieron en sus carnes, compartiendo y sufriendo el no poder vengarte de él, atrapado en ese limbo donde no hay posibilidad de resucitar. Pudiste ser amo y señor, pero sólo eres uno más, uno de tantos que se cruzaron con el verdadero y único Super Saiyajin. Recuerdalo siempre, Freezer.
Esperando a que allí al menos leáis hentai...
Tío Han".
LA SEMANA QUE VIENE....
MATANZA
CLETUS KASADY, ALÉGRATE: NO ES UN CASTING PARA SPIDER-MAN 4...
Hace poco, Benedicto XVI, ese cuasi facsímil de cierto amigo que ronda a mi suegro cuando salen por ahí de copas, el infierno es un lugar que existe dentro de nosotros mismos. Tú eres un ejemplo de que dicho lugar, efectivamente, existe, pero no dentro de cada uno, sino como algo compartido, como un lugar donde los fracasos se juntan frente a tí.
Nunca te gustaron los Saiyajins. Jamás. Y sin embargo, te uniste a ellos con el único motivo de saber si lo que decían era verdad, si su leyenda era cierta: la leyenda del Super Guerrero o Super Saiyajin. Sentiste temor al oir sus notícias, sus avances ante los datos que les llegaban de su prole en pos de llegar a convertirse en leyenda, así que tras haber usado sus servicios adquiriendo los planetas que conquistaban con habilidad... destruiste su planeta natal. Solo unos pocos se salvaron, llegando a descubrir que había un superviviente muy especial, tan especial que era alguien desechado en el planeta que destrozaste... por no ser digno de vivir ahí. Vegeta y Raditz le llamaban Kakarot, pero él se convertiría en tu mayor pesadilla, en tu némesis de pelo dorado llamada... Son Goku.
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Eras dueño incluso de un escuadrón, el escuadrón de ataque Ginyu. Fueron buenos en su labor, hasta que en Namek... la cosa se torció. La cosa parecía sencilla: unas bolas mágicas que otorgan cualquier deseo a quien logre juntarlas, bolas que aparte de estar en eso que llaman Tierra, se encontraban en Namek, con un tamaño gigantesco. Todo iba bien, llegaste a conseguirlas, pero... había que hacer la invocación al dragón, en el idioma de Namek, uno de tantos idiomas... que no llegaste a conocer. Vegeta, pomposo, arrogante, confiado... te robó tu botín, y enviaste a tu escuadrón a resolver el trabajo... sin conseguirlo: uno a uno, fueron cayendo, pero no fue cosa del principe Saiyano, ni de sus compinches terrestres... sino del ignorante de su condición saiyana, de aquel llamado Kakarot, ahora llamado Son Goku. El enfrentamiento fue terrible, e incluso irónico, ya que tu mismo te hiciste pedazos con tu propio ataque... del cual no olvidarás una visión que te acompañará para siempre en tus pesadillas: Sus cabellos negros cual azabache tornandose rubios y alcanzando un status de centelleo infernal, convirtiéndose en el guerrero de leyenda que Vegeta creía estar destinado a ser. Bien es cierto que te llevaste a varios por delante, y que incluso rechazaste la ayuda de tu rival en un momento complicado, pero... la suerte llego a sonreirte.
Muchos hubieran dado su vida por tener un padre como el tuyo, muy apropiado King Cold. De no ser por él, hubieras agonizado en las ruinas de lo que antes era Namek. Él te salvó usando la biomecánica, haciendote más fuerte que antaño. Ardías en vengarte contra el planeta de acogida de Kakarot, la Tierra, y ambos fuisteis a vuestra tumba: una espada, una espada unida a la mano del hijo de aquel al que mataste, fue la que te segó tu vida. Un hijo que a diferencia de su padre, era capaz de convertirse en Super Saiyajin sin esfuerzo alguno, alguien que llegó a matar a tu padre... sin ni siquiera sudar. Quien iba a pensarlo, quien iba a adivinarlo, es más, cómo creer que alguien como Vegeta, llegase a tener hijos... con una humana. Ahora estás en el infierno, con él y otros tantos que conocieron a Kakarot y le sufrieron en sus carnes, compartiendo y sufriendo el no poder vengarte de él, atrapado en ese limbo donde no hay posibilidad de resucitar. Pudiste ser amo y señor, pero sólo eres uno más, uno de tantos que se cruzaron con el verdadero y único Super Saiyajin. Recuerdalo siempre, Freezer.
Esperando a que allí al menos leáis hentai...
Tío Han".
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