Reseñas FEBRERO/MARZO/ABRIL: X-men.

X-men #02.

No, no es la secuela de la película de Bryan Synger, aunque en ella se muestren a unos personajes muchísimo mejor caracterizados que estos, algo gracioso, teniendo en cuenta lo curioso que resulta el que en la adaptación resulten mucho más acertados que aquí. Y es que podría hacer un análisis concienzudo acerca del desastre que perpetuó Austen con el grupo Polaris/Kaos/Hombre de Hielo/Pícara/Gambito/Lobezno. Que sí, que usó al Juggernaut (probablemente su mayor acierto), a Ángel, a Vaina, a Estrella del Norte, a Annie... En fin, a muchos más personajes. Pero nombro a esos en concreto porque son aquellos con los que Milligan se "divierte" bastante ahora mismo, con Emma de por medio en esta primera saga. Una saga extrañísima, que ya empezaba de la manera más confusa posible, con los X-men más culebronescos que se hayan visto jamás (que ya es decir), peleándose a la más mínima y con diferentes discusiones, con diversos dilemas morales. Es algo que el señor Muligan (como dicen los créditos del número 3 de Panini) pretende explotar, pero la verdad es que para hacerlo bien le convendría saber cómo son realmente.

Porque por mucho que no nos gustara (hablo por mí, claro) el trabajo del guionista anterior, hay que respetar los hechos que han acontecido con anterioridad, por muy absurdos que fueran y esto Milligan no lo tiene muy en cuenta. Lo digo por esa Lorna que parece que ha perdido toda la sabiduría y tranquilidad que había alcanzado al final de la etapa de Austen, así como ese gesto que parecía querer empezar algo con Bobby Drake en aquel número navideño, al menos aquello de que ella se lanzaba con un inocente beso en la mejilla bajo el muérdago y resulta que ahora es Bobby quien anda detrás de ella constantemente. Ese Kaos que no parece echar de menos a Annie (de hecho, ni se nombra) y que siente celos por su exnovia, siendo esto bastante absurdo y convirtiéndolo en un personaje bastante odioso. En resumen, la manera en que el guionista trata el triángulo amoroso es aburrida y la intervención de Lobezno en ella es aun peor. Para colmo, peor están quedando Pícara y Gambito, que ya hablaremos de ello en el número siguiente, porque aquí tampoco son muy tratados que digamos.

En realidad, no solo los personajes se comportan de una manera bastante incoherente, sino que la trama apenas avanza y esa panda de lunáticos dominados por esa cosa llamada Golgotha no llama para nada la atención, se supone que hay una escena de acción en este número pero pasa totalmente desapercebida, está llena de discusiones y culebrones, con algún toque humorístico que no consigue el resultado que debería. En definitiva, la trama se queda muy coja y ya es un error que a estas alturas de la saga ni siquiera haya un camino prefijado, es como si los protagonistas dieran vueltas de un lado para otro sin ofrecer una verdadera solución al problema. Además, creo que la detención de la banda de los locos podría haber sido mucho mejor, quedándose en lo anecdótico y aburrido, no tiene ningún interés.

Menos mal que el final, al menos, es un poco más interesante, por el hecho de que Logan se sienta tan confuso por las palabras del líder de la banda y la nueva premisa con los personajes en cuarentena, afectados por el virus de Golgotha. 2/10.

-X-men #03.

Es entonces cuando llegamos a este despropósito, empezando por la portada y siguiendo por lo que pretendía ofrecernos Muligan (sí, en este número es donde los traductores y maquetadores realizan ese brillante cambio de nombre del guionista, porque no puede haber sido él, el creador de los X-Statix, el que perpetúe esta cosa), que es una especie de relato claustrofóbico con los protagonistas atrapados en la mansión, tratando de descubrir dónde está la especie que les está volviendo locos. Aquí es donde se supone que los personajes se vuelven ídem literalmente y dan rienda suelta a sus deseos y emociones más reprimidas, con escenas como Emma preocupándose por llegar a vieja o el beso que puede verse en la portada. La idea principal no solo es interesante, sino que también puede llegar a ser atrayente y ofrece unas reacciones que bien podrían ser decisivas para el comportamiento de los personajes en los próximos números, al fin y al cabo es como una noche de borrachera donde alguien dice o hace algo que no debe, por mucho que deseara hacerlo. El problema es cuando se hace realmente mal, mal, mal...

Para empezar, se ve que con Polaris, Bobby y Kaos no hay suficiente, sino que debería haber otro triángulo amoroso más para liar la cosa y que todos acaben en una orgía de épicas proporciones que haga honor a la X del título. O eso, o no me lo explico, porque estas ganas de provocación fácil son absurdas, empezando por las frases que Gambito dedica a Pícara, más incoherentes con la situación que pudimos ver en X-treme X-men imposibles, no comprendo por qué se obvia el hecho de que la sureña estuviera un tiempo sin poderes con el cajún en la misma situación, estando ambos como novios perfectamente, sin problema alguno. Es decir, el que se saque a colación que ambos están juntos porque no se pueden tocar es algo realmente absurdo. Aunque lo peor es ver a Lobezno con la chica, algo bastante traído por los pelos, pues sacarse de la manga que éstos puedan tener un idilio justamente cuando Claremont está haciendo que el primero mantenga cierta relación con Tormenta en Patrulla-X es una malísima idea. Diablos, esto no es X-men, es Pasión de Gavilanes, culebrón venezolano, la sombra de Austen es alargada y Milligan parece odiar a Claremont, decidido a menospreciar y olvidar cualquier trabajo de este guionista.

Otra muestra de ello es, precisamente, el mostrarnos a Emma preocupada por su aspecto físico cuando en números anteriores de Patrulla-X (concretamente en el número 2 del volumen actual) la Reina Blanca mostraba a Rachel que Scott Summers amaba a ésta incondicionalmente, sin tener en cuenta su aspecto físico, cosa que no le importaba porque siempre podía confiar en que él seguiría ahí. Pero nada, que igual mentía, lo curioso es que esta reacción aquí mostrada sea más coherente con lo que Morrison escribió en su etapa, lo cual nos demuestra lo muy mal que está la continuidad mutante, se cae como un castillo de naipes porque los personajes no se sostienen para nada y muestran contradicciones por todas partes.
Para rematarlo, hay un diálogo cerca del final donde Álex le grita a Polaris que qué hace ella con el mamón (textualmente) de Bobby, casi nada, solo faltaba la típica pelea de turno. No sé si todo esto será por la presencia de Golgothá o por la del mismísimo Milligan, pero a mí, personalmente, este número me parece un desastre por el mal tratamiento de los personajes y no me vale que estén manipulados emocionalmente, hay demonios interiores mucho mejores para sacar a relucir, siendo los mostrados los más inadecuados.
Otro detalle gracioso es el hecho de que el guionista se olvide de toooooodos los estudiantes de la escuela, cosa que ya repatea a cualquiera y demuestra que no tiene ni idea de la colección con la que está tratando.

En fin, con decir que el único acierto que veo es ver a Gambito pelear con la sombra de Siniestro... Con eso lo digo todo. 2/10.

-X-men #04.

¡¡Al fin ocurre algo, al fin!! Emma supo en el número anterior que cientos de caparazones alienígenas dispuestos a ir a la Tierra para alimentarse telepáticamente de seres vivos para mantener vivo al verdadero Golgotha, del cual apenas sabemos nada y parece que así nos quedaremos, hasta que llegue un guionista que retome esta ida de olla de Milligan. Aunque, la verdad, preferiría no volver a ver más este concepto tan mal desarrollado por el susodicho, por el mal sabor de boca que me ha dejado, bastante desagradable, empezando por el hecho de que sea realmente absurdo (una vez más) el que nadie se pregunte por qué mantiene Emma Frost cierta comunicación con un tipo que controla una estación espacial que se supone que es de la NASA. En fin, lo mejor es que la cosa se acaba al fin, aunque los personajes sigan comportándose de una manera bastante extraña, de hecho se da a entender que todo lo que había pasado en la mansión durante el número anterior habría que olvidarlo (no podría estar más de acuerdo), aunque, acto seguido, a Logan le da por refunfuñar tras ese comentario de Álex (dándose a entender que está colado por Pícara) y luego le da por decir que se siente viejo, sigh...

Lo malo es que hay toda una batallita espacial de las de antaño, pero resulta tan insulsa que casi deseas que se acabe cuanto antes, porque no tiene sentido, ni es interesante, ni nada de nada. Es todo un lío, el guionista insiste en la habilidad de estas criaturas y me sorprende que, habiendo pasado el mal trago de antes en la escuela, ellos no se equipen lo suficiente para luchar contra esas cosas. Nada, nada, que basta con poner la mente en blanco (el consejo que da Álex), como si fuera tan sencillo, ¿qué le pasa a Milligan? Parece dispuesto a seguir la estela de Austen por todos los medios, esa frase sobre enamoramiento suicida así lo prueba.
En fin... No hay mucho más que decir, salvo que la única aportación de la saga es el deseo de que ésta acabe cuanto antes, porque podría afirmar sin temor a equivocarme que esta es la peor colección que puedas seguir de Marvel actualmente y prefiero dejar de hablar de ella cuanto antes.
Al menos hay una referencia al Bosco bastante agraciada (no es muy típico esto en un cómic de superhéroes, la verdad) y la escena final merece la pena, con el Presidente reacio a convertir a unos mutantes en héroes. El único acierto de todo esto.

Salvador Larroca hace lo que puede, en estos números logra un trabajo bastante correcto y consigue alguna que otra escena espacial bastante efectiva. Lo malo es que es demasiado estático, hace un flaco favor a la trama, narra verdaderamente mal y eso ha sido siempre así, invita a la confusión y aquí lo demuestra con creces, en este número 4. Por lo menos, en el número anterior, acierta con esa ambientación oscura y claustrofóbica que se pretendía dar, aunque no tenga alardes en puestas de escena ingeniosas, por ejemplo. Para colmo, Liquid! no hace más que empeorar el resultado, su coloreado es demasiado brillante, insiste en las luces más directas y hay cosas como ese tratamiento hacia el Hombre de Hielo que lo convierte en el hombre de cristal, pues la transpariencia es excesiva. Y todo esto sin contar con diferentes texturas que no vienen a cuento o algunas manchas que tienen intención decorativa, pero no hacen más que conseguir que algunos objetos queden planos.
De todos modos, el trabajo del valenciano es lo mejor de la saga, aunque eso no sea mucho decir.

En definitiva, esta saga ha sido un despropósito, la llegada de Milligan no podía ser más decepcionante y parece que Austen no se haya ido todavía de la colección. Esperemos que la siguiente sea mejor, aunque me dan ganas de tirar la toalla. 3/10.

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