“No habéis visto nada igual”. Ésta fue la frase promocional usada por Alan Davis, Marvel y Forum para promocionar Clan Destine, la serie aspirante a “serie estrella de Marvel” que quedó, lamentablemente, convertida en “serie de culto”, debido a su corta vida y a sus altos índices de calidad durante dos tercios de su trayectoria. ¿Quiénes son los Clan Destine y qué secreto esconden? ¿Por qué no quieren ser superhéroes? Clan Destine, una de las series más interesantes de la Marvel de los 90, ha sido la elegida para comenzar esta segunda etapa de “Factor Nostalgia” en +QC.
Autores:
Alan Davis. Creador, guionista y dibujante en los números 1 al 8 y en la miniserie Clan Destine vs X-Men.
Glen Adkin: Guionista de los números 9 al 12Pino Rinaldi: Dibujante de los números 9, 10 y 12
Bryan Hitch: Dibujante del número 11
En 1994, Alan Davis terminaba su grandiosa etapa como autor completo en Excalibur, la serie mutante europea. Había atado muchos de los cabos sueltos dejados por Chris Claremont en la etapa en la que Davis había sido el dibujante de la colección, había presentado a nuevos personajes y había contado la historia del Fénix y Rachel Summers. Sin embargo, desde la editorial demandaban otras cosas para Excalibur, así que Davis la abandonó. Tras su marcha, Excalibur perdería el rumbo y acabaría totalmente involucrada en el subuniverso mutante, participando, incluso, en crossovers como La Falange u Onslaught, pese a que en algún caso los acontecimientos no le tocaban muy de cerca. Tras abandonar al Capitán Britania y a los suyos, Davis se embarcó en la creación de Clan Destine, un nuevo supergrupo para Marvel UK, pero, por diversas circunstancias editoriales, la historia acabó siendo publicada por la sección americana de Marvel, presentándose en el Marvel Comics Presents #158.
Los años 90 fueron unos años bastante oscuros para el cómic de superhéroes en general y para Marvel en particular. Había docenas de series similares, más personajes clónicos que nunca y tramas insustanciales o mal llevadas, dando como resultado un mar de publicaciones mediocres que, en muchos casos, no sobrevivirían mucho en las tiendas. Clan Destine, pese a que tampoco sobrevivió a la quema, no fue víctima de las circunstancias descritas, sino todo lo contrario: la serie se diferenciaba tanto de lo que publicaba la editorial, que Alan Davis pronto tuvo intromisiones de las altas esferas, que le pedían que Clan Destine estuviera más involucrada con las series mutantes y otros grupos Marvel para aumentar las ventas, que no eran tan buenas como se esperaba. Este hecho, más la poca publicidad que recibió la serie y el coloreado que tuvo (bastante pobre comparado con el de otras series de Marvel), causarían la marcha de Davis de la serie y el fin de la misma poco después. Pero no adelantemos acontecimientos y veamos en qué consiste Clan Destine.
¿Qué podemos encontrar en esta serie? Un grupo disfuncional. Si ya es difícil la relación entre los miembros de una familia que pertenecen a distintas generaciones, más aún entre hermanos nacidos con hasta 800 años de diferencia. Alan Davis nos introduce en la familia Destine a través de Pandora y Rory, los mellizos y últimos vástagos de Adam Destine. Han desarrollado sus poderes en plena adolescencia y esa casualidad les ha llevado a pensar que son mutantes (puesto que no conocen el secreto familiar aún) e, impulsados por un sentido de la heroicidad bastante clásico, ambos se dedican a combatir el crimen por las noches como Cruzado Carmesí y Duende, a escondidas de su “tío” Walter y su “abuela” Grace. Durante una de sus patrullas, Cruzado Carmesí y Duende interceptan a un grupo de ladrones y se quedan con su botín. Poco después, los distintos hermanos Destine son atacados y varios de ellos mueren a manos de unos extraños hombres. Esta situación les sorprende mucho, puesto que varias décadas antes establecieron los protocolos “Parientes Lejanos” para evitar que la gente empezase a sospechar que no eran personas normales. De esa forma, la familia se estructuró en pequeños núcleos para criar a los hermanos más jóvenes a través de hermanos mayores que actuaban como guardianes y les hacían creer que eran parientes más o menos cercanos (tíos, primos, abuelos…).
En la primera saga descubriremos cómo y quién ha descubierto el secreto de los Destine (ya adelanto que no es lo que nadie se podría esperar) y entraremos de lleno en el ámbito familiar, puesto que Alan Davis nos sorprende con una excelente caracterización de los personajes y con una aún más llamativa interrelación entre los personajes. En todas las familias hay tensiones, relaciones tormentosas y secretos que el tiempo se encarga de hacer olvidar, pero, en el caso de los Clan Destine, el tiempo no es aliado de seres casi inmortales. Los hermanos Destine no se llevan bien entre ellos y algunos no se llevan bien con su padre, que anda desaparecido en el espacio desde hace más de una década por la culpa que sintió al matar a su primogénito, Vincent, que se había vuelto “malvado”. Este hecho también dividió a sus hijos, puesto que no todos estuvieron de acuerdo con lo que Adam hizo.
En el quinto número de la serie descubriremos el origen de Adam Destine, un soldado de las Cruzadas a quien el destino (y nunca mejor dicho) le llevó a entrar en contacto con un poder antiguo que no sólo le salvó la vida, sino que, además, le proporcionó inmortalidad e invulnerabilidad tanto a él como a sus descendientes. Curiosamente, Davis evita tocar el tema del “alumbramiento” de sus hijos. Nos presenta momentáneamente a la genio madre, pero no llega a decir nunca cómo nacen sus hijos o si alguno de ellos la conoce. Tampoco deja claro por qué Adam recibió estos dones o si llevaban como “regalo” alguna misión. Poco se sabe del pasado de Adam y sus hijos. Muchos cabos sueltos que a Alan Davis no dio tiempo de contar y, la verdad, fue una verdadera lástima. No me voy a poner a soñar con lo que pudo ser y no ser, pero la historia de los Destine pintaba taaaaan bien…
Los tres últimos números del Clan Destine de Alan Davis tienen un claro sabor Marvel. Por un lado, parte de la acción se traslada a Nueva York, en donde Cuco y Argenta tienen que enfrentarse con un mercenario bastante sádico. Hasta allí llegarán, sin que nadie de la familia lo sepa, Cruzado Carmesí y Duende, dispuestos a empezar su carrera contra el crimen. Bueno, más bien es Cruzado Carmesí quien quiere luchar contra el crimen, puesto que su hermana le sigue sólo porque sabe que sus poderes únicamente funcionan si están juntos. En esta aventura, Rory deberá aprender la máxima que todos y cada uno de los personajes Marvel han aprendido: “Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad” y ¿quién mejor para enseñárselo que el primer héroe al que le dijeron esa frase? Spiderman rescatará a los hermanos Destine, les pondrá a prueba y les hará ver que aún no están listos para ser héroes, aunque acontecimientos posteriores demuestren que no está todo perdido aún.
En su último número, el #8, Davis hizo toda una declaración de principios y una potentísima crítica contra la todopoderosa Marvel. Adam Destine y sus hijos Dominic y Walter deciden salir a patrullar por Londres en busca de criminales y ladrones para entender la obsesión de Cruzado Carmesí por convertirse en un héroe. Es un número lleno de confesiones y relatos en el que nos sorprenderán algunos vínculos con otros personajes de Marvel (como el Capitán América y los Invasores o el Dr Extraño), pero en el que Davis, en su última página, deja muy claro que Clan Destine ni fue, ni es, ni será nunca un grupo de héroes y lo hace con una nota de humor tan poco sutil como efectiva: a pesar de que los Destine han estado patrullando Londres en busca de delitos que resolver, no encuentran ninguno. Sin embargo, en una pequeña radio podemos escuchar las noticias, que anuncian una grave ola de crímenes en la ciudad esa noche, ocasionada por la falta de policías, que estaban metidos en la persecución de tres misteriosas figuras voladoras…
¿Qué diferenciaba a la serie de las demás? Pues, para empezar, las características de sus protagonistas, que no eran unos humanos con poderes al uso, es decir, no eran mutantes o habían conseguido sus habilidades por accidente, entrenamiento o tecnología. Eran miembros de una familia de seres de vida extraordinariamente larga dotados con poderes gracias a sus padres, Adam Destine y una genio. No son, por tanto, un grupo de héroes tradicional. Es más, ni siquiera se consideran héroes (salvo Cruzado Carmesí, aspirante a héroe y patoso congénito). Los hermanos Destine no tienen ninguna aspiración de convertir el mundo en algo mejor, su única intención es vivir sus largas vidas de la forma más satisfactoria para ellos mismos. Quizás son egoístas, pero, seguramente, si alguno de nosotros pudiera vivir tanto tiempo como ellos también llegaría a la misma conclusión que ellos, puesto que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y ellos ya han visto unas cuantas piedras en su camino como para seguir preocupándose por los demás.
También hay un aspecto que a mí me llamó poderosamente la atención. Alan Davis era consciente de que poco podía aportar a sus personajes en lo concerniente a sus superpoderes. Es decir, entre Marvel y DC hacía ya muchas décadas que todos los superpoderes estaban inventados y, en efecto, no hay ningún poder original entre los Destine, pero sí que Davis les da un toque de originalidad al darles cierta coherencia o, para quienes gusten del término, cierto realismo. El primer ejemplo está en el propio Adam, un ser inmortal e invulnerable que tras más de 800 años vivo, ha perdido todo el miedo a la muerte, pero también ha perdido todo aquello que alguna vez le hizo humano, ya no es “cálido”, ni siquiera con sus hijos, está totalmente aislado emocionalmente y el shock de matar a su propio hijo le lleva al espacio buscando una forma de morir. Otro caso es el de Dominic, cuyos hipersentidos le llevan a vivir aislado en una cápsula especial o en una isla desierta y le hacen intoxicarse con sólo paladear el chocolate. Walter, al crecer y convertirse en fuerza pura, no sólo pierde su intelecto, sino también su ropa. Cuco cambia de cuerpo continuamente para sentirse eternamente joven, pese a que es una de las personas más viejas del mundo. Los poderes lumínicos de Duende pueden llegar a cegar a su propia familia…Esos pequeños detalles dan un poco de "seriedad" a los personajes.
¿Hay vida después de Davis? Los cuatro números posteriores a la marcha de Alan Davis traicionan totalmente el espíritu de la serie. En busca de tener mejores ventas, el nuevo guionista otorga un nuevo estatus a la familia Destine, que empieza a funcionar como un grupo de superhéroes prototípico que tiene hasta su propio icono nacional(ista), el superhéroe favorito de la televisión australiana, el Capitán Oz, el mediohermano William Destine. Los personajes empiezan a comportarse de una forma contradictoria con lo visto hasta ese momento, hay relaciones casi incestuosas, reaparecen los villanos de la primera saga, Hywel Griffin, alias Alfa, un científico, y Lenz, presentado por Davis como la contrapartida de Adam Destine (mientras Adam quería morir, Lenz deseaba todo lo contrario porque se sabía único en su especie, como el patriarca Destine, por lo que se había creado “hijos” implantando sus genes en humanos normales), pero que ahora se vuelve una “bestia”, un villano con poco interés. Vuelve a reaparecer IMA (los creadores de Lenz), introduce una nueva líder para el grupo que, además, no pertenece a la familia y, por si fuera poco, resucitan a Vincent a través de la magia y, no contento con ello, Glen Adkin se quita de encima a Adam de un plumazo y deja a Vincent como líder de los Destine en un cliffhanger que, por fortuna, nunca continuó. O sí, pero no...
En el Xmen – Clan Destine, Alan Davis retoma a sus personajes y, utilizando el método “Dallas”, explica que los cuatro números finales de la colección regular no fueron más que una pesadilla siniestra de Cruzado Carmesí (para los que no lo sepan, he bautizado así al método de Davis porque en la teleserie Dallas hicieron algo similar a lo del sueño con una temporada de la serie). En esta historia, Davis realiza un crossover en el que plasma un enfrentamiento un tanto atípico entre los grupos que aporta mucha frescura a la trama. En la última viñeta, Davis vuelve a lanzar un mensaje a sus lectores y a la editorial: el mundo necesita a los Clan Destine, pese a que ellos (como también Davis), hayan perdido la ilusión por seguir adelante. Poco se ha sabido de ellos posteriormente, creo que en los 4 Fantásticos de Claremont salía Cuco y quizás en alguna viñeta perdida dibujada por Davis en obras posteriores también podamos encontrarles.
Hay veces en que una editorial no sabe que tiene entre manos un diamante en bruto. El caso más claro está en los X-Men, una serie que fue cancelada por malas ventas, a la que se le dio una segunda oportunidad y que se convirtió en la mayor franquicia y en el mayor éxito editorial de la historia moderna de los superhéroes. Quizás, algún día alguien le dé también una segunda oportunidad a la familia Destine y éstos vuelvan a salir a la luz y demostrar que tenían, y tienen, mucho potencial.
Anteriormente en Factor Nostalgia:
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