+QVILLANOS: DEATHSTROKE



"Aguerrido Deathstroke, o debería llamarte... no, mejor no decirlo, mejor guardarlo, aunque estarás harto de que te enlacen emparentalmente con él, al tener el mismo apellido. La verdad es que ambos compartís muchas cosas aparte del apellido: experimentación con militares, factor de curación parcial... e incluso vocación mercenaria despues de todas las pruebas que tuviste que hacer. Sin embargo, a diferencia de él, tu fuiste padre, padre que sufrió en cuerpo y alma a tus hijos, pese a ser carne de tu carne, sangre de tu sangre. Uno de tus dos hijos dejó de hablarte, debido a una acción criminal, no tuya, sino de un malvado llamado JACKAL, nada que ver con ese otro aficionado a los artrópodos y las rubias con diadema. Él secuestró a tu hijo para obligarte a que le revelases la identidad de uno de tus clientes para un asesinato que debía afectarle bastante. Tú no cediste, te plantaste, e incluso ejecutaste a sangre fría a los secuestradores. A todos... menos a aquél que consiguió destrozar la vida de tu hijo para siempre. Sin embargo, lo peor fué en el hospital, donde, no sin razón, tu esposa descargó su rabia, su furia, su ira contigo: un disparo. Solamente, un disparo... y todo cambiaría. Creíste que tu factor curativo te salvaría, pero no fue así. Al final quedaste tuerto, pero no querías que fuese un secreto a voces, obligándote a usar el ingenio: lado naranja para tu lado bueno, lado oscuro para tu lado malo. A muchos del mundillo les chocó verte con semenjante máscara, pero tus habilidades y tus conocimientos compensaron con creces tu ojo perdido.
Se dice que los hijos siguen a sus padres, o de tal palo, tal astilla. Tu otro hijo, siguió tus pasos en la élite mercenaria. RAVAGER se llamaba, y digo bien, se llamaba. Lágrimas resbalan por tus ojos al recordar como caía a manos de aquellos mocosos envalentonados comandados por uno de los apoyos del Caballero Oscuro, los Nuevos Titanes. Nunca les perdonarás su muerte. Jamás. Sin embargo, tuviste un aliado inesperado, alguien que nunca pensaste que podría ayudarte en tu venganza: Joseph. Bajo el nombre de Jericho, bíblico apodo que recuerda el episodio de las trompetas en una cruel ironía, se convertiría en uno de ellos, formaría parte de ellos... solo para destruirlos. Raptaría a una de ellos, para matarla. Creíste que tu hijo era incluso superior a tí, pero era todo un engaño, una treta por parte de unas perversas entidades que controlaban a tu hijo, y así lograr revivir a una cruel y despiadada deidad. Tu hijo logró salvarse temporalmente del asalto a dichas entidades, pero ellas volvían, siempre volvían, acechándole, acosándole... llevándole a una situación límite donde te pidió una única cosa para salvarle: que le matases.
No fue plato de gusto matarlo, pero lo hiciste. Perder dos hijos es terrible, sobre todo a manos de los mismos, los Nuevos Titanes. Sin embargo, algo pasó al matarlo: él se unió a tí, dominándote temporalmente en cuerpo y alma, llegando a hacer auténticas aberraciones en tu nombre, como cargarse a tu asistente. Sin embargo, resististe, recuperaste tu cuerpo... y decidiste seguir adelante, con alguien que quisiera seguir tus pasos, alguien leal y dispuesta a ser leal a tu causa. Rose se ha convertido en lo que Grant nunca llegó a ser, tu hija más letal y efectiva en un mundo donde el espacio entre héroes y villanos es cada vez más estrecho... provocando a que uno de los dos bandos obtenga el espacio necesario. Y tú y Rose... estaréis en él.
Con dianas preparadas para tu puntería certera esperándote,
Tío Han".
Y PARA TERMINAR EL AÑO.... UN PESO PESADO:
KINGPIN
¿QUIÉN TEME AL GORDO FEROZ?

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