+QueVillanos: GALACTUS

"Saludos, Galactus:
Desconozco si ésta misiva que he escrito te llegará alla donde estés, o si me verás leyéndola en forma holográfica. Desconozco si estarás absorbiendo la energía biosférica de algún planeta, como sueles estar acostmumbrado a hacer, desde que el universo se reinventase... y sobrevivieras a ello. Lejos deben quedarte ya los días en los que eras conocido como... Galan, habitante del planeta Taa, que viste que el fín esta cerca. Subiste a los tuyos a una nave, y los condujiste al big bang que se los llevó... quedando solamente tú como superviviente. Cambiaste de nombre y aspecto, absorbiste energía de planetas, pero te cansabas, te agotabas, cada vez con facilidad. Diseñaste tu navemundo, signo de poder y temor por las galaxias conocidas, pero no era suficiente, y te decidiste a tener un embajador, un anunciador de lo que le esperase al planeta devorado: un heraldo. Tuviste muchos, pero ninguno comparable al nativo de Zenn-La: su nobleza, su valor de sacrificar su vida por la de su mundo no la viste en ninguno de tus otros representantes, ni siquiera en la terrestre a la que una vez tuviste de heraldo. La Tierra, planeta que tenías pensado devorar, un planeta rico y abundante en energía biosférica, sin oposición alguna... hasta que los viste. Eran 4, siendo uno de ellos rocoso y anaranjado. Uno llevaba una arma que escondías en tu nave, esperando no utilizarla jamas, pero el golpe más duro no fue ese: ellos devolvieron a tu heraldo la conciencia que le quitaste para que no sufriese condendando planetas dispuestos a ser tu sustento. Le dejaste allí encerrado, pero él siempre estaba cerca, tanto en lo bueno como en lo malo, cuando llegaste a convertirte en un vampiro sediento no solo de energía biosférica, sino de también la energía vital de los habitantes de los planetas. La Tierra fue tu obsesión, incluso te convertiste en un terrestre para entender el porqué de su naturaleza. No se como estaba el perrito caliente, pero te aseguro que dioses asgardianos con dotes para la mentira, no se han quedado sin probarlo. Te llegaron a convertir en estrella, pero siempre vuelves, siempre devorando planetas, siempre sembrando el terror ya sean mundos Kree, Skrull, o Shi´Ar. Sin embargo, nuestro planeta no ha sido el único que se te ha resistido: Ego puede atestiguarlo, al igual que otros planetas que se pasaron a la rebelión contra tu insaciable apetito, provocando toda clase de desastres naturales que impidiesen tu cometido, tu tarea que llevas eones haciendo, sin descanso.
De todas maneras, has hecho más bien que mal, llegandote a aliar con diferentes entidades para proteger al universo de cierto titán que tenía en su guantelete unas gemas, gemas que creíste que te satisfacerían para siempre, sólo para descubrir que eran parte de una trampa de una entidad que quería corromper el universo en el que te ves condendado a vivir. La ironía de todo fue en quien te salvó de una muerte: el títan loco al que tiempo atras te enfrentaste, títan que hizo honor a su apodo tiempo atrás, quitándote una muestra de tu esencia para clonarla... con devastadores resultados. Él lo llamó OMEGA, y no le faltó razón, siendo un duplicado peligrosamente poderoso, desturido por heroes terrestres, entre otros aliados. Recuerdo que con el titán llegaste a usar tu telepatía, ignorada por muchos, incluido aquel que es novio consorte de la majestrix Lilandra, curiosamente... un terrestre. Seguro que pese a tu labor, seguiste con atención el juicio al que fue sometido el terrestre que sujetaba tu Nulificador Supremo, aquel que conoces como Reed Richards, juzgado por no matarte mientras tuvo ocasión. Imagino algo parecido a una lágrima salir por tus oscurecidos y amenazadores ojos que se ven por los visores de tu casco cuya forma provoca el miedo solo con percibirse, al oir como el terrestre te defendió. Puede que nunca entendamos con claridad su defensa hacia tí, pero seguro que le hubieras felicitado de mejor manera, en lugar de usar a su compañero con poderes de invisibilidad prestados por su hermana, como heraldo temporal.
Muchos piensan que tus heraldos son simbolos de muerte, pero en el fondo, más que como gúias para degustar planetas, los hacías para no volverte loco en la soledad de tu navemundo, para no caer en el delírio de oir una sola voz... y siempre ser la tuya. Uno de tus heraldos llegó hasta ser parte de la propia navemundo, guiandote en princípio a planetas deshabitados, hasta que te cansaste. Llegará un momento en que ni todos los planetas que devores, te saciarán, y ese día... será el principio del fin. Un fin que quien sabe, tal vez sea el princípio de otro big bang, como el que dió el poder y la misión que tienes, aunque una cosa es segura: no será lo mismo sin ti.
Con un babero talla G de Galactus para cuando vengas,
Tío Han".


LA PRÓXIMA SEMANA....


DOCTOR MUERTE


NUFF SAID!!!!!!!!

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