La Opinión Indecente: Pan para hoy, hambre para mañana

Desde hace un tiempo a esta parte, tengo la sensación de que las editoriales han visto el cielo abierto, y que nos van a exprimir desde el privilegiado puesto desde el que nos observan (¡sólo somos lemmings consumistas!): en esta afición, caracterizada en gran medida por la cada vez más elevada edad de sus aficionados, sin haber llegado hasta ahora, al menos en mi humilde opinión, el relevo generacional que le dé una continuidad a las publicaciones de dichas editoriales, éstas están dispuestas a sacar tajada mientras puedan, y dan fe de ello cada mes, y con cada nuevo "invento".
La publicidad, los cambios de formato, los productos dirigidos al determinado target de edad del que hablaba son demasiado arriesgados y, en demasiadas ocasiones (siendo benévolos), poco rentables. Y, como digo, las editoriales han visto el camino allanado, y es que se lo ponemos muy fácil: la actual oferta, y el futuro inmediato, pasa por la edición en formatos "superlujosos" (con todas las comillas del mundo), en los que ni la calidad del material, de las historias, ni siquiera la relación precio/páginas importa. Los BOME de Panini son cada vez más numerosos, más caros (como el Thor de Simonson (12'95€ por 96 páginas) o La Muerte de Jean Dewolff de David (a 16'95€urillos de nada el mismo número de páginas)), y su política de edición más confusa, pero desde la cabeza visible de Viturtia nos aseguran que venden como pocos. Hasta esa mierda del Motorista Fantasma. ¡Nos hemos vuelto todos locos! Lo peor, y espero equivocarme, es a los potenciales lectores que, atraídos por el tirón de un film como en este caso, y cuando por fin deciden desembolsar el pastizal que cuesta el tomo en cuestión, se puede haber perdido.


Por desgracia, es lo que abunda ahora en las estanterías: los absolutes están arrasando. Un formato super lujoso, con buenas historias, y con extras como nunca habíamos visto. Encima, con el tamaño ideal para no estar restringidos tan sólo al círculo cerrado de las librerías especilizadas, y aparecer (y vender) en Casas del Libro y similares. Pero ya le pasa a los BOME, y seguro que en breve pasará con dichos absolutes, y el abuso de dicho formato se consumirá a sí mismo. Ahora vemos obras maestras, como el Regreso del Caballero Oscuro, Watchmen y Kingdom Come, pero también hemos visto el DK2. También veremos cómics de apenas 48 páginas, en este monstruoso formato, no se me ocurre mayor atentado contra la lógica. ¡Eso sí! Con el anzuelo para atraer a los fans, de nuevo, a por el mismo material una y otra vez. ¿De verdad a alguien le importa el tamaño aumentado, la fidelidad al original? Las cifras de ventas (secretas), o su homónimo público, la continuidad en las estanterías de este formato, dicen lo contrario. Pero este uso y abuso no traerá nada bueno, y estoy casi seguro de que no tardaremos en ver material inédito directamente en este formato (¿Batman: Year 100 de Paul Pope?), o basura como la recopilada en muchos BOME. Pero, mientras tanto, Planeta llenándose los bolsillos con esta panacea pasajera. O tal vez no porque, no nos intentemos engañar, el actual comprador de este tipo de cómics es el que seguirá al pie del cañón durante los próximos años, abandonadas como están las nuevas generaciones de lectores, al menos los de cómic americano (con la grapa casi desaparecida, y la reclusión de Panini a las librerías especializadas, no hay nada que hacer contra el manga, apoyado por la publicidad que dan las versiones animdas, o las increíbles maniobras de márketing con la novedad del momento). Y, los que quedamos, y a pesar de lo que digamos, seguimos tragando. Caballo grande...


Cada vez que te vas sin comentar, Quesada se come un bebé

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