Título: Bienvenidos al Mañana. (3 y 4 de 4)
Guionista: Grant Morrison.
Dibujo: Marc Silvestri.
Ya decía en reseñas anteriores que esta saga no me estaba entusiasmando demasiado, y mucho menos en el segundo número, donde no notaba que terminara de arrancar la cosa. Pues bien, ya puedo dar mi veredicto de dicha saga, pues estamos ante los dos últimos números. ¿Qué tal está al final?
Estamos ante un extraño planeta que se basa en una isla llamada Transatlantis donde se encuentra el villanísimo villano que responde bajo el nombre de Sublime, alias Bestia. En la otra parte del planeta (creo) se encuentra un extraño continente donde se han colocado las grandes obras de la historia de la humanidad y entre ellas está el instituto de jóvenes talentos de Charles Xavier. En él, podemos encontrar a Cassandra Nova como directora y a varios alumnos principales como Martha (el cerebro, literalmente), Lobezno (aun sin explicar cómo puede mantenerse tan joven durante tantos años), las tres cuclillas, Tom con su centinela Rover, E.V.A. (el sistema nervioso de Phantomex, que ha pasado de un platillo volante a una bella damisela) y Tito, el nieto de Pico.
Con este futuro tan variopinto y extraño, la trama es sencilla, simplemente consiste en el ansia de poder de Bestia por dominar el mundo gracias al poder del Fénix, cuya sangre le hará casi invulnerable y podrá hacer lo que le plazca.
Pues bien, es una trama que es ciertamente original en algunos conceptos, sin embargo, no me parece que estén demasiado bien desarrollados. Para empezar los personajes son completos desconocidos, casi te da igual lo que les pase porque no te encariñas con ellos, y mucho menos cuando en cuatro números apenas sabes nada de ellos. Luego están la increíble cantidad de cosas que se dejan sin explicar, tales adónde ha ido a parar Phantomex (que se supone que está muerto, ¿no?), cómo E.V.A. ha llegado a ese aspecto, cómo es posible que el mundo esté tan desolado, quién es Apollyon, qué diablos es ahora el Fénix y un largo etc.
Pero lo dos grandes errores que tiene esta saga son dos ideas de la trama que dejan muchísimo que desear.
A mi juicio, lo peor es que Morrison ha malinterpretado de muy mala manera lo que significa el Fénix, el cual ha pasado de ser una entidad del universo que anhelaba descubrir nuevos sentimientos y sensaciones sin darse cuenta de las consecuencias o efectos... a pasar a ser una más de un grupo de "soldados" universales que defiende al universo de las amenazas que puedan suceder. No es que sea una mala idea, lo que pasa es que contradice absolutamente todo aquello que Claremont escribió sobre el personaje, aparte de que se trata de una copia de los Green Lantern que... ya le vale al guionista. Por no hablar de que se puede ver a Quentin Quire entre los Fénix, que era lo que faltaba, no se dice pero se nota que es él.
Pero es que encima este no es lo único, también nos encontramos ante un trabajo de retrocontinuidad que es capaz de volver loco a cualquiera, porque ahora resulta que (abstenerse quienes no se hayan leído la saga, que se avecinan spoilers) todo es obra de unos genes que se hicieron llamar "Sublimes" y que desean la aniquilación total de la humanidad para heredar la Tierra. Eso no es todo, resulta que estaban en la droga Coz y fueron los culpables de que existieran los mutantes, aparte del estado de Magneto (en Planeta-X) y Bestia. ¡¡Toma ya!! ¿Y qué más? En fin...
Vamos, que estamos ante una trama ineccesariamente liosa y muy mal desarrollada, por no hablar de que contradice casi toda la historia mutante y ofrece unos argumentos demasiado traídos por los pelos.
Aún así, hay que tener muy en cuenta la épica que se dislumbra por estas páginas, porque hacía mucho tiempo que no disfrutaba con batallas como la que se puede ver al final, que tiene detalles bastante buenos. Aparte, Morrison por tantas malas ideas que pueda tener, por tanta continuidad que destroce y por mucho que realice un trabajo flojo, sigue siendo Morrison, y sabe escribir diálogos como pocos, leer un cómic suyo entretiene, no se hace nada pesado.
Y después de todo, aun tiene buenas ideas como la de Cassandra, que se nota que estaban pensadas desde el principio.
Silvestri, por otra parte, es El Señor de las Rayitas. Sabe ser espectacular, porque hay que reconocer que realiza unas escenas que sorprenden, como la del nieto de Pico (me cuesta llamarlo Tito) sobre la cubierta del barco, esperando la llegada de los Rondadores o aquella donde llega el Fénix en todo su esplendor. Sin embargo, no veo nada más allá de esto, me resulta agobiante ver esos dibujos tan cargados de efectos como las susodichas rayitas o los rayitos de turno. Por no hablar de la sobriedad de fondos, apenas puedes ver uno y encima parecen bocetos. También podría achacar el hecho de que no sabe más que hacer cuerpos esculturales perfectos, solo hay que ver la extraña cara de Cassandra (parece un busto de arcilla mal moldeado) y sus manos de jovencita, qué curioso. Aún así, de todas maneras, dentro de su estilo Image no lo hace nada mal y no está mal cómo conduce la épica, de hecho, aprueba con nota.
Pues eso, una trama liante, mal explicada, con sus defectos y sus virtudes... Ufff... es que realmente no sabría decir si me gusta o no, pero desde luego ya podría Morrison habérsela tragado, porque eso de los Fénix o la idea del gen sublime es... En fin, hay que leerlo. 6/10.
Estamos ante un extraño planeta que se basa en una isla llamada Transatlantis donde se encuentra el villanísimo villano que responde bajo el nombre de Sublime, alias Bestia. En la otra parte del planeta (creo) se encuentra un extraño continente donde se han colocado las grandes obras de la historia de la humanidad y entre ellas está el instituto de jóvenes talentos de Charles Xavier. En él, podemos encontrar a Cassandra Nova como directora y a varios alumnos principales como Martha (el cerebro, literalmente), Lobezno (aun sin explicar cómo puede mantenerse tan joven durante tantos años), las tres cuclillas, Tom con su centinela Rover, E.V.A. (el sistema nervioso de Phantomex, que ha pasado de un platillo volante a una bella damisela) y Tito, el nieto de Pico.
Con este futuro tan variopinto y extraño, la trama es sencilla, simplemente consiste en el ansia de poder de Bestia por dominar el mundo gracias al poder del Fénix, cuya sangre le hará casi invulnerable y podrá hacer lo que le plazca.
Pues bien, es una trama que es ciertamente original en algunos conceptos, sin embargo, no me parece que estén demasiado bien desarrollados. Para empezar los personajes son completos desconocidos, casi te da igual lo que les pase porque no te encariñas con ellos, y mucho menos cuando en cuatro números apenas sabes nada de ellos. Luego están la increíble cantidad de cosas que se dejan sin explicar, tales adónde ha ido a parar Phantomex (que se supone que está muerto, ¿no?), cómo E.V.A. ha llegado a ese aspecto, cómo es posible que el mundo esté tan desolado, quién es Apollyon, qué diablos es ahora el Fénix y un largo etc.
Pero lo dos grandes errores que tiene esta saga son dos ideas de la trama que dejan muchísimo que desear.
A mi juicio, lo peor es que Morrison ha malinterpretado de muy mala manera lo que significa el Fénix, el cual ha pasado de ser una entidad del universo que anhelaba descubrir nuevos sentimientos y sensaciones sin darse cuenta de las consecuencias o efectos... a pasar a ser una más de un grupo de "soldados" universales que defiende al universo de las amenazas que puedan suceder. No es que sea una mala idea, lo que pasa es que contradice absolutamente todo aquello que Claremont escribió sobre el personaje, aparte de que se trata de una copia de los Green Lantern que... ya le vale al guionista. Por no hablar de que se puede ver a Quentin Quire entre los Fénix, que era lo que faltaba, no se dice pero se nota que es él.
Pero es que encima este no es lo único, también nos encontramos ante un trabajo de retrocontinuidad que es capaz de volver loco a cualquiera, porque ahora resulta que (abstenerse quienes no se hayan leído la saga, que se avecinan spoilers) todo es obra de unos genes que se hicieron llamar "Sublimes" y que desean la aniquilación total de la humanidad para heredar la Tierra. Eso no es todo, resulta que estaban en la droga Coz y fueron los culpables de que existieran los mutantes, aparte del estado de Magneto (en Planeta-X) y Bestia. ¡¡Toma ya!! ¿Y qué más? En fin...
Vamos, que estamos ante una trama ineccesariamente liosa y muy mal desarrollada, por no hablar de que contradice casi toda la historia mutante y ofrece unos argumentos demasiado traídos por los pelos.
Aún así, hay que tener muy en cuenta la épica que se dislumbra por estas páginas, porque hacía mucho tiempo que no disfrutaba con batallas como la que se puede ver al final, que tiene detalles bastante buenos. Aparte, Morrison por tantas malas ideas que pueda tener, por tanta continuidad que destroce y por mucho que realice un trabajo flojo, sigue siendo Morrison, y sabe escribir diálogos como pocos, leer un cómic suyo entretiene, no se hace nada pesado.
Y después de todo, aun tiene buenas ideas como la de Cassandra, que se nota que estaban pensadas desde el principio.
Silvestri, por otra parte, es El Señor de las Rayitas. Sabe ser espectacular, porque hay que reconocer que realiza unas escenas que sorprenden, como la del nieto de Pico (me cuesta llamarlo Tito) sobre la cubierta del barco, esperando la llegada de los Rondadores o aquella donde llega el Fénix en todo su esplendor. Sin embargo, no veo nada más allá de esto, me resulta agobiante ver esos dibujos tan cargados de efectos como las susodichas rayitas o los rayitos de turno. Por no hablar de la sobriedad de fondos, apenas puedes ver uno y encima parecen bocetos. También podría achacar el hecho de que no sabe más que hacer cuerpos esculturales perfectos, solo hay que ver la extraña cara de Cassandra (parece un busto de arcilla mal moldeado) y sus manos de jovencita, qué curioso. Aún así, de todas maneras, dentro de su estilo Image no lo hace nada mal y no está mal cómo conduce la épica, de hecho, aprueba con nota.
Pues eso, una trama liante, mal explicada, con sus defectos y sus virtudes... Ufff... es que realmente no sabría decir si me gusta o no, pero desde luego ya podría Morrison habérsela tragado, porque eso de los Fénix o la idea del gen sublime es... En fin, hay que leerlo. 6/10.
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