- Lobezno #29
Desde que Rucka vino a la colección, le dio un estilo propio que separa al personaje protagonista de sus propias raíces, quitándolo de todo ambiente superheroico y metiéndolo en un trasfondo mucho más realista. Pues bien, independientemente de que si la fórmula guste o no, hay que admitir que aunque el trabajo del guionista es más que correcto, deja bastante que desear en cuanto a interés, los números suceden muy lentamente, los argumentos vienen muy pequeños al personaje y la mayor virtud es el tratamiento de éste, que es el mejor que se ha visto en años.
Aún así, no es suficiente...
Y es que un gran ejemplo es el número que nos ocupa, que si bien la idea es atractiva y sirve como punto de inflexión, la verdad es que se queda en la nada, por lo anecdótico que resulta todo.
Que sí, que trata de un sueño de Logan, muy surrealista, tanto que cualquier cinéfilo se acordará de aquellos cortos surrealistas de Luís Buñuel o Man Ray. El problema es que lo lees y aunque se nota bastante la documentación del autor con el personaje protagonista (de hecho, se pasean muchos secundarios importantes por el número, de la manera que supuestamente Logan los vería en un sueño por lo que significan en su vida) al final te quedas con la sensación de: -Muy bien, ¿y?
Vamos, que esperemos que esto tenga sus repercusiones o algo, porque no sabe a nada, deja como estabas, parece un ejercicio, un trabajo obligado o algo así. Además, si no sabes nada del personaje, pues vaya, te perderás los mensajes que ofrece el número y será aun peor, porque dará la impresión de leer "sin-sentidos" bastante absurdos.
Darick Robertson, sin embargo, se sale, es lo mejor que ha pasado por Lobezno en mucho tiempo. Un dibujo impecable, repleto de volumen, de expresividad, de un buen conocimiento de anatomía y sabe perfectamente cómo retratar a los personajes, acordes a su personalidad. Si a ello le sumamos una buena narración y su habilidad a la hora de realizar momentos preciosistas, estamos ante un dibujo que es de agradecer y se echaba de menos.
El segundo número es la misma historia de siempre, quien siguiera la colección de Lobezno durante algunos años (o New X-men, que también toca el tema) encontrará que se repite la idea de que haya otro experimento de Arma-X suelto... un aburrimiento, madre mía. Al menos, esta vez es interesante, vamos, que está realizado con acierto en el sentido de que la figura misteriosa impone, el hecho de que no se vea claramente, por ahora, le suma muchos puntos en cuanto a interés.
Pero es que, encima, se recupera a Dientes de Sable, otra vez y ya canta bastante que pueda tener unas palabras con Logan sin despellejarse entre sí, después de lo que intentó hacer con Yukio (que se supone que la dejó paralítica, cosa que Claremont se saltó completamente en Tormenta: Arena) y la hija adoptiva de ambos. No es que esté mal el encontronazo, pero se me hace verdaderamente absurdo. Aún así, la conversación está muy bien escrita, algo es algo.
Otra cosa que no me termina de convencer es la reacción de Logan con la detective Lathrop, que la deja para irse en moto por ahí... ¿qué pasa? ¿Que Logan no puede acabar una relación sin despedirse de la chica o al menos sin dejarle una nota? Pues vaya con el canadiense, Rucka sabrá tratarlo bien, pero en cuanto a la sobriedad y seriedad del personaje, se le va la mano cantidad.
Menos mal que está Robertson, que sigue con tan buen nivel. Ahora nos sorprende con su versión de Dientes de Sable, que es muy adecuada. Además de lo bien que nos presenta al Nativo, la bestia peluda que apenas podemos dislumbrar, manteniendo el interés y sobrecogiéndonos con sus viñetas, donde ataca a toda velocidad. Mención especial merecen las primeras viñetas del número, con el oso tratando de cazar unos peces.
Pues bien, que Rucka empieza a cansar, y aunque el número del sueño tiene su gracia, la introducción de la nueva saga deja mucho que desear en el sentido de que parece que se nos ofrece algo nuevo y lo único que podemos ver en este primer número es un mismo tema repetido hasta la saciedad, solo que mucho mejor escrito, por lo que parece. Lo más triste es que no se respete la continuidad con respecto a la relación de Creed y Logan, tal y como Claremont y Morrison (saga de Arma X de Bachallo) tampoco hicieron. Esperemos que lo que siga sea mejor. 6/10.
- Lobezno El Fin #2
Pues nada, aquí seguimos con aquella miniserie que empezó de una manera un tanto aburrida (al menos para un servidor). ¿Y qué tenemos nada más empezar? Oh, Logan ha sido recogido por el villano de turno, el que toca en esta miniserie, pues el pobre estaba malherido e inconsciente, por suerte, allí estaba el antagonista para salvarlo por motivos altruistas... ¿o quizás no?
La verdad es que el inicio de este cómic no es nada halagüeño, de primeras todo es confusión, pues ese supuesto rescate no es muy creíble, y menos cuando después, tanto el protagonista como el anfitrión, se lían a güantazos nada más verse entre ellos, sin atender a razones. Joder, si hasta la pelea deja mucho que desear en el sentido de que carece de interés. Y encima, ala, una revelación al final del número (he estado hablando del número 3 de Wolverine The End USA, que está en el que nos ocupa de Panini, junto al 4, que viene a continuación), de esas que juegan a la retrocontinuidad y sacadas de la manga de la peor de las maneras. Toma ya, qué bien vas, Jenkins.
No obstante... sorpresa, a continuación todo cambia, la revelación deja de ser absurda ante su explicación y además cobra interés al estar asociada a Lobezno: Origen, atando cabos sueltos de esta miniserie que dejan perplejo a más de uno. No solo la historia del ex-villano está bastante bien, sino que se hace creíble e interesante, por no hablar de que al final todo queda muchísimo más claro. Si a todo esto sumamos que no estamos ante la única revelación del número y que se explica cuál era la voz que estaba siempre con Logan desde el principio de esta miniserie... Bueno, digamos que, de repente, la historia pasa a ser notable.
Y de colofón, un cliffhanger de los que dejan con la boca abierta, una pena que Panini lo reviente con el resumen del siguiente número... ya les vale.
Castellini, por otra parte, es un dibujante genial, su estilo es una especie de mezcla entre Neal Adams y John Buscema pero modernizado. Tiene mucho dinamismo en la narrativa y sabe cuándo ofrecer espectacularidad. Quizá, diría que su mayor defecto podría ser su modo estándar de realizar la anatomía, tan perfecta e imposiblemente musculosa. Podría hacerse repetitivo, pero siendo muy tiquismiquis, porque el resultado no está nada mal, no es la novena maravilla, de hecho es más que correcto.
En definitiva, que la cosa ha mejorado mucho y este número merece la pena, sobre todo si quieres saber cosas de Lobezno: Origen que no fueron mostradas. Qué pena eso de que no esté dentro de la continuidad normal, como número de la serie regular habría quedado muchísimo mejor. 7/10.
Desde que Rucka vino a la colección, le dio un estilo propio que separa al personaje protagonista de sus propias raíces, quitándolo de todo ambiente superheroico y metiéndolo en un trasfondo mucho más realista. Pues bien, independientemente de que si la fórmula guste o no, hay que admitir que aunque el trabajo del guionista es más que correcto, deja bastante que desear en cuanto a interés, los números suceden muy lentamente, los argumentos vienen muy pequeños al personaje y la mayor virtud es el tratamiento de éste, que es el mejor que se ha visto en años.
Aún así, no es suficiente...
Y es que un gran ejemplo es el número que nos ocupa, que si bien la idea es atractiva y sirve como punto de inflexión, la verdad es que se queda en la nada, por lo anecdótico que resulta todo.
Que sí, que trata de un sueño de Logan, muy surrealista, tanto que cualquier cinéfilo se acordará de aquellos cortos surrealistas de Luís Buñuel o Man Ray. El problema es que lo lees y aunque se nota bastante la documentación del autor con el personaje protagonista (de hecho, se pasean muchos secundarios importantes por el número, de la manera que supuestamente Logan los vería en un sueño por lo que significan en su vida) al final te quedas con la sensación de: -Muy bien, ¿y?
Vamos, que esperemos que esto tenga sus repercusiones o algo, porque no sabe a nada, deja como estabas, parece un ejercicio, un trabajo obligado o algo así. Además, si no sabes nada del personaje, pues vaya, te perderás los mensajes que ofrece el número y será aun peor, porque dará la impresión de leer "sin-sentidos" bastante absurdos.
Darick Robertson, sin embargo, se sale, es lo mejor que ha pasado por Lobezno en mucho tiempo. Un dibujo impecable, repleto de volumen, de expresividad, de un buen conocimiento de anatomía y sabe perfectamente cómo retratar a los personajes, acordes a su personalidad. Si a ello le sumamos una buena narración y su habilidad a la hora de realizar momentos preciosistas, estamos ante un dibujo que es de agradecer y se echaba de menos.
El segundo número es la misma historia de siempre, quien siguiera la colección de Lobezno durante algunos años (o New X-men, que también toca el tema) encontrará que se repite la idea de que haya otro experimento de Arma-X suelto... un aburrimiento, madre mía. Al menos, esta vez es interesante, vamos, que está realizado con acierto en el sentido de que la figura misteriosa impone, el hecho de que no se vea claramente, por ahora, le suma muchos puntos en cuanto a interés.
Pero es que, encima, se recupera a Dientes de Sable, otra vez y ya canta bastante que pueda tener unas palabras con Logan sin despellejarse entre sí, después de lo que intentó hacer con Yukio (que se supone que la dejó paralítica, cosa que Claremont se saltó completamente en Tormenta: Arena) y la hija adoptiva de ambos. No es que esté mal el encontronazo, pero se me hace verdaderamente absurdo. Aún así, la conversación está muy bien escrita, algo es algo.
Otra cosa que no me termina de convencer es la reacción de Logan con la detective Lathrop, que la deja para irse en moto por ahí... ¿qué pasa? ¿Que Logan no puede acabar una relación sin despedirse de la chica o al menos sin dejarle una nota? Pues vaya con el canadiense, Rucka sabrá tratarlo bien, pero en cuanto a la sobriedad y seriedad del personaje, se le va la mano cantidad.
Menos mal que está Robertson, que sigue con tan buen nivel. Ahora nos sorprende con su versión de Dientes de Sable, que es muy adecuada. Además de lo bien que nos presenta al Nativo, la bestia peluda que apenas podemos dislumbrar, manteniendo el interés y sobrecogiéndonos con sus viñetas, donde ataca a toda velocidad. Mención especial merecen las primeras viñetas del número, con el oso tratando de cazar unos peces.
Pues bien, que Rucka empieza a cansar, y aunque el número del sueño tiene su gracia, la introducción de la nueva saga deja mucho que desear en el sentido de que parece que se nos ofrece algo nuevo y lo único que podemos ver en este primer número es un mismo tema repetido hasta la saciedad, solo que mucho mejor escrito, por lo que parece. Lo más triste es que no se respete la continuidad con respecto a la relación de Creed y Logan, tal y como Claremont y Morrison (saga de Arma X de Bachallo) tampoco hicieron. Esperemos que lo que siga sea mejor. 6/10.
- Lobezno El Fin #2
Pues nada, aquí seguimos con aquella miniserie que empezó de una manera un tanto aburrida (al menos para un servidor). ¿Y qué tenemos nada más empezar? Oh, Logan ha sido recogido por el villano de turno, el que toca en esta miniserie, pues el pobre estaba malherido e inconsciente, por suerte, allí estaba el antagonista para salvarlo por motivos altruistas... ¿o quizás no?
La verdad es que el inicio de este cómic no es nada halagüeño, de primeras todo es confusión, pues ese supuesto rescate no es muy creíble, y menos cuando después, tanto el protagonista como el anfitrión, se lían a güantazos nada más verse entre ellos, sin atender a razones. Joder, si hasta la pelea deja mucho que desear en el sentido de que carece de interés. Y encima, ala, una revelación al final del número (he estado hablando del número 3 de Wolverine The End USA, que está en el que nos ocupa de Panini, junto al 4, que viene a continuación), de esas que juegan a la retrocontinuidad y sacadas de la manga de la peor de las maneras. Toma ya, qué bien vas, Jenkins.
No obstante... sorpresa, a continuación todo cambia, la revelación deja de ser absurda ante su explicación y además cobra interés al estar asociada a Lobezno: Origen, atando cabos sueltos de esta miniserie que dejan perplejo a más de uno. No solo la historia del ex-villano está bastante bien, sino que se hace creíble e interesante, por no hablar de que al final todo queda muchísimo más claro. Si a todo esto sumamos que no estamos ante la única revelación del número y que se explica cuál era la voz que estaba siempre con Logan desde el principio de esta miniserie... Bueno, digamos que, de repente, la historia pasa a ser notable.
Y de colofón, un cliffhanger de los que dejan con la boca abierta, una pena que Panini lo reviente con el resumen del siguiente número... ya les vale.
Castellini, por otra parte, es un dibujante genial, su estilo es una especie de mezcla entre Neal Adams y John Buscema pero modernizado. Tiene mucho dinamismo en la narrativa y sabe cuándo ofrecer espectacularidad. Quizá, diría que su mayor defecto podría ser su modo estándar de realizar la anatomía, tan perfecta e imposiblemente musculosa. Podría hacerse repetitivo, pero siendo muy tiquismiquis, porque el resultado no está nada mal, no es la novena maravilla, de hecho es más que correcto.
En definitiva, que la cosa ha mejorado mucho y este número merece la pena, sobre todo si quieres saber cosas de Lobezno: Origen que no fueron mostradas. Qué pena eso de que no esté dentro de la continuidad normal, como número de la serie regular habría quedado muchísimo mejor. 7/10.
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