Algo que me ha llamado la atención últimamente es lo rápido que desciende el espacio que dedico a los cómics, tanto física como virtualmente: las estanterías se llenan progresivamente con cada visita a la librería, y los CDs y DVDs con contenido "bajoperfilista" cada vez son más. Sin duda, una muy buena colección que me he montado por uno u otro medio. Pero, ¿de verdad voy a leer tantos cómics?
Creo que, sobre todo con internet (también tiene buena parte de culpa la enorme oferta actual de las editoriales), nos hemos vuelto más acumuladores. No sólo pasa con los cómics, sino también con las películas, los discos y las series, que se van acumulando rápidamente gracias al p2p, y dudo mucho que acabemos viendo/escuchando la mitad de material que poseemos de esta manera. Si ya incluso sucede con las compras físicas en cómics, cada vez más grandes, y las lecturas sin avanzar, la verdad que últimamente me encuentro poco dispuesto a leerlos (pero de esto mejor hablamos otro día...), pero ahí está el gasto mensual, enorme. Lo que hace plantear la verdadera pregunta que da pie a este post: ¿Disfrutamos con los cómics, o con su compra?
No digo que no nos gusten las historias, los dibujos, los personajes, puesto que sería estúpido, pero creo sinceramente que muchos nos hemos vuelto más compradores que lectores. Muchas veces va por rachas, y meses sin compras se alternan con otros en las que éstas son completamente compulsivas. Para mí las visitas a la librería se han convertido casi en un ritual, y cada vez menos son las ocasiones (aunque espaciadas, eso sí) que dedico menos de una hora a observar las diferentes estanterías y los diferentes tomos de colores. En muchas ocasiones, la mitad de la compra son series regulares en grapa que quizá haga meses que no lea, y la otra mitad brillantes nuevas colecciones o tomos que ni siquiera tenía previsto comprar, y acaban en la/s bolsa/s. En muchas ocasiones compramos por comprar, o mejor dicho, por acumular, y así lo demuestran ediciones como los absolutes, que triunfan, siendo material reeditado hasta la saciedad en muchas ocasiones, y en muchas otras en las que serán aún.
Sustituimos colecciones en grapa por bonitos tomos que lucir en la estantería, y que apenas serán leídos, y no sólo por la dificultad del formato. Incluso, sustituimos ya buenas ediciones por otras más lujosas, con el consecuente desembolso. Y muchos son los casos en los que se conservan todas estas diferentes ediciones a la vez. Si hacemos las cuentas de lo desembolsado por una misma obra, quizá nos asustemos, y creo que la imagen es bastante explícita ara lo que quiero decir.
¿Doctor, es esto grave? Y yo que me llamaba a mí mismo lector de cómics. ;)
Creo que, sobre todo con internet (también tiene buena parte de culpa la enorme oferta actual de las editoriales), nos hemos vuelto más acumuladores. No sólo pasa con los cómics, sino también con las películas, los discos y las series, que se van acumulando rápidamente gracias al p2p, y dudo mucho que acabemos viendo/escuchando la mitad de material que poseemos de esta manera. Si ya incluso sucede con las compras físicas en cómics, cada vez más grandes, y las lecturas sin avanzar, la verdad que últimamente me encuentro poco dispuesto a leerlos (pero de esto mejor hablamos otro día...), pero ahí está el gasto mensual, enorme. Lo que hace plantear la verdadera pregunta que da pie a este post: ¿Disfrutamos con los cómics, o con su compra?
No digo que no nos gusten las historias, los dibujos, los personajes, puesto que sería estúpido, pero creo sinceramente que muchos nos hemos vuelto más compradores que lectores. Muchas veces va por rachas, y meses sin compras se alternan con otros en las que éstas son completamente compulsivas. Para mí las visitas a la librería se han convertido casi en un ritual, y cada vez menos son las ocasiones (aunque espaciadas, eso sí) que dedico menos de una hora a observar las diferentes estanterías y los diferentes tomos de colores. En muchas ocasiones, la mitad de la compra son series regulares en grapa que quizá haga meses que no lea, y la otra mitad brillantes nuevas colecciones o tomos que ni siquiera tenía previsto comprar, y acaban en la/s bolsa/s. En muchas ocasiones compramos por comprar, o mejor dicho, por acumular, y así lo demuestran ediciones como los absolutes, que triunfan, siendo material reeditado hasta la saciedad en muchas ocasiones, y en muchas otras en las que serán aún.
Sustituimos colecciones en grapa por bonitos tomos que lucir en la estantería, y que apenas serán leídos, y no sólo por la dificultad del formato. Incluso, sustituimos ya buenas ediciones por otras más lujosas, con el consecuente desembolso. Y muchos son los casos en los que se conservan todas estas diferentes ediciones a la vez. Si hacemos las cuentas de lo desembolsado por una misma obra, quizá nos asustemos, y creo que la imagen es bastante explícita ara lo que quiero decir.
¿Doctor, es esto grave? Y yo que me llamaba a mí mismo lector de cómics. ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario